Nos encontramos muchas veces en situación de oficiar una ceremonia de sepelio de hermanos en la fe, o hasta nos pidan decir unas palabras en funerales de no creyentes. En este último caso lo tenemos claro: hablar de la esperanza en Cristo, de la seguridad que Él ofrece…, en resumen: presentar el Evangelio. En el caso de creyentes podríamos recurrir a temas y pasajes bíblicos comunes: Para mí el vivir es Cristo; No lloréis como los que no tienen esperanza; Yo sé que mi Redentor vive; 1ª Cor 15; Yo soy la resurrección y la vida…

Recientemente tuve que exponer la Palabra en un entierro de un familiar. Cuando llegué a su casa tras el aviso de que había partido con el Señor, vi encima de la mesa el volante médico que debía ser entregado a la funeraria cuando vinieran a recoger el cuerpo y que certificaba su muerte. En él me encontré una palabra que me sirvió de inspiración para el mensaje que tenía que compartir al día siguiente. El volante tenía manuscrito: EXITUS, la forma abreviada del término médico Exitus letalis, usado para certificar la muerte de una persona por cese irreversible de las funciones cardiorespiratorias y/o encefálicas.
Ese término me sugirió otro conjunto de palabras: «salida», «partida», «éxodo», «éxito», alrededor de las cuales elaboré el mensaje.
Y me sugirió pasajes bíblicos que reconfortaron mi alma y trajeron consuelo divino a la familia: 1ª Ts 4:13 (dormir); Jn 11 (¿Qué quiso decir Jesús con «no acabará en muerte» si Lázaro ya estaba muerto?; 2ª Cor 5 (desarmar esta carpa); Fil 1:21 (partida: «soltar amarras»); Gn 35:29 (ser unido a su pueblo).
José Mª de Rus – Un aprendiz de predicador
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