La predicación expositiva en tiempos de cuarentena

En España estamos viviendo una situación nueva impuesta por la rápida difusión del coronavirus: la suspensión de cultos de las iglesias locales, la anulación de conferencias y congresos, el abandono de la reunión de grupos de hogar, la prohibición incluso de células de discipulado. El contacto físico entre hermanos, que es el alma de la vida y del ministerio cristiano, está severamente restringido.

¿Cómo hemos de plantear la predicación expositiva en un contexto así?  Se están dando distintas respuestas. En algunas iglesias, los predicadores graban sus mensajes en casa y luego los suben a YouTube o Vimeo. Otras iglesias hacen sus reuniones por Zoom, Google Meet o Skype, y dan la predicación en vivo ante una cuadrícula de hermanos que se han conectado. En algún caso el predicador se ha desplazado a la capilla para hablar desde un local vacío, para que los miembros escuchen por streaming.

De la misma manera, muchas reuniones de oración y grupos de hogar emplean la tecnología de Zoom. El que comparte la Palabra lo hace en vivo durante la reunión o graba el mensaje de antemano para que se comparta en pantalla durante el encuentro. Los mensajes suelen ser más cortos que en la vida real.

Muchos hermanos están llegando a conocer a predicadores de otras iglesias, incluso de otros países, durante este tiempo de confinamiento. Escuchan predicaciones que proceden de otros contextos denominacionales. Sus horizontes se abren al recibir la palabra de un abanico de pastores cualificados.

Hay tres claves que nos pueden orientar respecto al ministerio de la predicación expositiva en estos tiempos tan extraños. Primero, las personas siguen necesitando un mensaje de Dios. Está bien que se nos manden canciones, memes y bromas graciosas. Son cosas que hacen reír y alivian la presión del momento. Está bien visionar vídeos de gatos y de bebés, que también nos arrancan una sonrisa. Las personas reclaman, sin embargo, algo más sólido para su alma. Necesitan una palabra del Dios que está por encima de todas las situaciones vitales.

Un ejemplo de esto podría ser el naufragio que sufrió el apóstol Pablo en Hechos 27. Este predicador soportó con toda la tripulación los estragos de la tempestad en alta mar. Seguramente se caló como todos. Seguramente se mareó como todos. Pero su respuesta fue diferente porque recibió una palabra de Dios asegurando que llegaría a buen puerto con sus compañeros de a bordo. Al recibir una palabra de Dios, Pablo estaba en condiciones de dar una palabra de Dios: «Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho» (Hch. 27.25).

Primero hay que recibir la palabra, estar en «el secreto de Jehová»,recibir panes y peces de manos de Jesús. Después estamos encondiciones de dar la palabra a los demás. Damos de parte de Dios loque hemos recibido de Dios.

La palabra de Dios es lo único que alumbra el camino (Sal. 119.105).Es lo que aporta sanidad a las almas (Sal. 107.20). Es lo que transforma las vidas (Jn. 17.17). La palabra acerca de Jesucristo crucificado es el alimento verdadero (Jn. 6.55). Estos hechos animana pensar que la prioridad, cuando se plantea la reconfiguración telemática de la vida congregacional, no es tanto mantener la identidad de la iglesia local, sino facilitar que la palabra de Dios siga llegando a los corazones.

Una segunda consideración es que los principios acerca de la buena exposición siguen vigentes en la nueva situación. El predicador está llamado a abrir la Biblia, no compartir sus propias reflexiones. Cada pasaje de las Escrituras se basa en una idea central, que el predicador ha de descubrir y aplicar primero a su propia vida, para luego transmitirla a la congregación. Hacer el puente entre el mundo antiguo y el mundo actual es tan necesario como siempre. Las reglas de fidelidad (al mensaje bíblico), pertinencia (a la vida real de los oyentes) y claridad (en el desarrollo del argumento del pasaje) siguen siendo fundamentales. En todo momento, el predicador está llamado a dirigir a los hermanos hacia Cristo. Es como lo que se narra acerca de los discípulos de Juan el Bautista:«Le oyeron hablar… y siguieron a Jesús» (Jn. 1.37).

Por último, la predicación telemática cuenta con algunos aspectos especiales. Hace falta minimizar los factores de distracción para que la palabra llegue mejor. Tanto en una predicación grabada de YouTube como una exposición en vivo por Zoom, los oyentes pueden apagar la cámara y marcharse para hacer otra cosa si pierden interés. Pueden ir a la cocina y preparar un café, ir al baño,abrir la ventana o revisar sus correos electrónicos. Nada de eso ocurre en un culto normal. Esta realidad invita al predicador atrabajar el manuscrito del sermón con esmero, con el fin de cautivarlos corazones para bien. Salomón nos recuerda que «el Predicador procuró hallar palabras agradables y escribir rectamente palabras de verdad» (Ec. 12.10). Es un desafío para el expositor online.

También hay factores ambientales a tomar en cuenta: 1) si se graba con móvil, es mejor grabar en horizontal, no en vertical; 2) conviene ajustar la altura de la cámara. Debe estar a nivel de los ojos, no mirando hacia arriba desde la mesa; 3) hay que cuidar la iluminación del rostro del predicador, para que no quede ni envuelto en sombras ni con un reflejo excesivo en las gafas; 4) urge cuidar el sonido para evitar un audio retumbante. Un micrófono de solapa ayuda; 5) conviene cuidar la vestimenta. Es mejor predicar como harías en el culto, que hacerlo en chandal o pijama; 6) es una ayuda revisar el fondo detrás del predicador, para que respalde el mensaje. Un estante lleno de libros convence más que un fregadero de cocina lleno de cacharros; 7) hay que anticipar interrupciones, para que no suene el teléfono ni entren corriendo los niños.

En este tiempo de cuarentena sería fácil promover alarma y rabia.No sería difícil plantear la situación como una muestra del juicio de Dios, para humillar a su pueblo y quebrantar a los que no le conocen. Algo de eso hay seguramente, aunque desconocemos los misterios de la voluntad divina. Sin embargo, es esencial que el predicador recuerde –para que su exposición lo refleje en el tono–que el fin último del Señor es bendecir a las personas. La crisis está abriendo algunos corazones para que busquen a Dios como nunca antes. Algunos se han vuelto espiritualmente sensibles. Hay creyentes que han reenfocado sus prioridades para bien. La buena exposición dela Palabra se ha vuelto más urgente y más pertinente que nunca.

A vosotros, primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, 
lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

Hechos. 3.26

Esteban Rodemann

Informe sobre TDP Canarias Zoom

¡Hola a todos los compañeros del Taller de Predicación de nuestro país, España!

Nos enfrentábamos a un dilema, ante el estado de alarma decretado por el gobierno para todo el país a partir del 15 de marzo, suspender o no nuestro Taller de Predicadores que iba a tener lugar el 25 de abril de forma presencial, como siempre. Apuramos hasta el final la decisión y supimos a finales de marzo que iba a ser imposible realizarlo de ese modo. Por lo que decidimos asumir el desafío de hacerlo online con la herramienta Zoom, ya que algunos, y sobre todo nuestro hermano Josué García, estábamos usándolo para comunicarnos con nuestras iglesias. 

Desarrollamos el programa y diseñamos cada minuto del día, comunicamos a cada participante el plan y finalmente lo hicimos con una asistencia de 52 participantes a lo largo del día, de los cuales 32 habían participado a lo largo del primer ciclo de tres años de retiros, y como novedad incluimos a 20 nuevos interesados, que no habían participado antes.

La primera parte del programa fue intensa y llena de bendiciones:

  • Un taller sobre la Predicación Temática Expositiva, por Andrés Birch, que nos hablaba desde Palma de Mallorca.
  • Una Exposición bíblica con el tema: el evangelio, base textual en Filipenses capítulo 1, por Andrés Birch.
  • Evaluación sobre la fidelidad, pertinencia y claridad de la exposición bíblica en mini grupos, tuvimos seis grupos en salas independientes, fabulosamente coordinadas en la parte técnica por Josué García y cada grupo dirigido por líderes escogidos que hicieron un excelente trabajo. A la vuelta pudimos señalar a Andrés Birch nuestras conclusiones y todos salimos enriquecidos.
  • En este siguiente bloque, Andres Reid, nos alentó para asistir al Retiro Nacional Taller de Predicación de diciembre 2020 y Pepe Sanchez nos habló del libro que recibiremos: “Sencillamente predica” de Alex Motyer.

Ya sobre las 14:30, después de un tiempo libre de comida de una hora, volvimos entusiasmados para dividirnos en dos grupos:

  • 1) Los que invitamos a participar de esta primera parte, y que serán los nuevos prospectos para el Ciclo TDP de 2021-3, se reunieron con Pepe Sánchez, David Belch y Andrés Birch. Este les dio una introducción a la predicación expositiva y una exposición informativa sobre los Ciclos de TDP y les animaron a ser parte de este maravilloso proyecto.
  • 2) En paralelo se nos dividió a los demás en cinco grupos para las Mini-Predicaciones, dirigidas por los cinco líderes correspondientes. Todos los testimonios dieron fe de la riqueza de la Palabra y del enorme valor de este recurso didáctico.
  • Clausuramos el evento no solo satisfechos y sabiendo que se hizo posible con éxito, sino dándole muchas gracias a Dios y a todos los participantes por hacerlo posible. Así que terminamos motivando a todos para que se inscribieran al Retiro de diciembre 2020 y continuarían los Círculos de Predicadores.

Damos gracias a Dios, al Comité de trabajo y a todos los que participaron.

José Enrique Ortega por el Comité TDP de Canarias.

Una promesa para hoy

En el día malo necesitamos promesas de Dios. Una promesa es algo que Dios ha anunciado, algo que él propone hacer. Nuestra fe responde a su promesa. Así fue al principio («Enviaré a alguien para arreglar esto», Gn. 3.15), y así es en el día a día del cristiano. Andar por la fe en un mundo caído solo es posible echando mano de las promesas del Señor.

Esteban Rodemann comparte con nosotros una serie de promesas para sustentar nuestro corazón en estos días de aislamiento. Esperamos que os sirvan de estímulo.

Clickando en el botón superior-derecha que aparece en el video a continuación, podrás encontrar cada una de las promesas diarias.

Estudio en grupo – Interpretación y aplicación de profecía bíblica – Zacarías 8

Muchos comentaristas han calificado el libro de Zacarías como el más mesiánico, el más escatológico, de todo el Antiguo Testamento. Abundan los símbolos apocalípticos y las referencias al ministerio de Cristo en su segunda venida. El libro tiene el propósito de dar esperanza al pueblo de Dios en un momento de existencia nacional precaria.

Ministrando alrededor de 520 a.C. (el segundo año del rey Darío, Zac. 1.1), el profeta colabora con Hageo para avivar la moral entre los que han vuelto de Babilonia a su tierra ancestral. Los que han regresado son pocos (unos 50.000); muchos de sus compatriotas han quedado en las provincias del imperio persa. Las murallas de la ciudad antigua de Jerusalén siguen derrumbadas; el pueblo está expuesto a las abusos de enemigos que ostentan el poder político.

El decreto el Ciro el Grande que ha permitido el retorno de los exiliados incluye el encargo de levantar de nuevo el templo en Jerusalén: «Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá» (Esd. 1.2). En la mente del rey persa, la orden de levantar el templo es un apaño político para garantizar la complicidad de los dioses de los pueblos vencidos. Si Ciro concede libertad de culto, es posible que sus dioses le favorezcan en sus empresas guerreras.

Para los retornados, sin embargo, levantar el templo supone algo mucho más importante: dar testimonio de Cristo. Sin templo, no era posible ofrecer el holocausto diario. El cordero sacrificado cada mañana y cada tarde –dando su sangre, consumido en el fuego, levantado en alto a la vista de todos– era una poderosa ayuda visual para anunciar la persona y obra del Salvador venidero. El testimonio de Cristo era lo que daba sentido a Israel como nación; levantar el templo sería el medio para transmitir el mensaje de salvación a los pueblos de alrededor.

Sin embargo, los enemigos eran muchos y los recursos pocos. Dios envía a Hageo y Zacarías a predicar en Jerusalén, primero para levantar el ánimo de los responsables Zorobabel y Josué, y luego avivar el compromiso espiritual de todo el pueblo (Esd. 5.1-2). Había que poner manos a la obra, dejar atrás los intereses personales y luchar juntos para construir un testimonio unido en nombre de aquel que sería el Deseado de todas las naciones (Hag. 2.7).

Para estimular la obra de la construcción del templo, Zacarías entrega varias visiones que tienen que ver con la futura restauración de Jerusalén. El capítulo 8 describe con gran viveza la prosperidad, seguridad y alegría que la restauración de la ciudad santa supondrá. Para el predicador, este capítulo obliga a escoger un método hermenéutico. Si las palabras «Sion» y «Jerusalén» (Zac. 8.2-3) se refieren a la Iglesia, ¿cómo se cumplen las promesas de manera espiritual en la Iglesia? ¿Cuál sería la aplicación de ellas a la vivencia espiritual del creyente de hoy?

En cambio, si las promesas se cumplen en el cielo nuevo y tierranueva, se confirma la vertiente futura de la esperanza, lo cualtambién tiene implicaciones para el comportamiento del creyente. Sinembargo, hay un detalle en el pasaje que parece descartar laposibilidad de que estas promesas se refieran al cielo nuevo y tierranueva: la procreación de niños (Zac. 8.5, Mt. 22.30).

Por otra parte, si las promesas se interpretan de forma literal, el cumplimiento ha de dar lugar en una futura edad de oro, entre la segunda venida de Cristo y el comienzo del cielo nuevo y tierra nueva. Sería como la primera etapa del estado eterno. De esta manera, la promesas describen cosas que ocurrirán en la ciudad literal de Jerusalén como bendición para el remanente de Israel, aquel grupo reducido de israelitas según la carne que también habrán creído en Jesucristo como su Mesías (Zac. 8.1, 12; compárese con Is. 1.9, 10.22, 17.6, 24.13). ¿Qué datos aporta Zac.8.14-15 sobre la posible literalidad de las promesas?

Si las promesas sobre la restauración de Jerusalén han de cumplirse literalmente, se plantea el mismo reto para la aplicación: ¿Qué aportan estas promesas al creyente en Cristo hoy? ¿Cuáles serían las aplicaciones que deben resaltar el predicador expositivo en nuestros días?

Estas cuestiones se aclaran analizando los detalles de dos aspectos del texto:

Las promesas de restauración: ¿qué se promete concretamente a los habitantes de Jerusalén?

–8.3 (2.10)

–8.4-6 (cp. 14.11)

–8.7-8

–8.10-12

–8.11-12

–8.13

–8.19

–8.21-23 (cp. 2.11-12, 14.16-19)

Las respuestas de fe: ¿cuáles son las respuestas adecuadas a tan grandes promesas? Las promesas gloriosas influyen en el comportamiento de los que las abrazan.

–8.16

–8.16

–8.17

–8.17

–1.3

–2.13

Exégesis

¿Cómo fluye el argumento de este pasaje? ¿Cuáles son las unidades de pensamiento en este capítulo? ¿Qué sería la idea central del pasaje, el mensaje principal? ¿Cuál sería el propósito de un sermón sobre este pasaje (lo que queremos que ocurra en los oyentes)?

Como grupo, tratad de elaborar un bosquejo que refleje la enseñanza del profeta.

Exposición

1. ¿Cuál será la idea central de vuestro mensaje? ¿Cómo vais a comunicar el énfasis central de este texto a otras personas? Elaborad juntos una sencilla frase o un título que resuma el énfasis principal de vuestro mensaje. La idea es que sea clara y memorable para la audiencia, pero debe reflejar vuestro acuerdo sobre la idea central del texto.

2. Como resultado de escuchar vuestro mensaje, ¿qué queréis que vuestros oyentes entiendan, sientan y hagan? Confirmad que el efecto que queréis para vuestro mensaje refleje el efecto que el autor del texto bíblico buscaba en sus oyentes.

3. Debatid posibles bosquejos para vuestro mensaje. Sed todo lo creativos e imaginativos que podáis, buscando una estructura sencilla que refleje fielmente lo que el texto dice. Buscad encabezados que sean cortos, sencillos y fáciles de recordar.

El predicador como consejero bíblico

La Biblia se refiere al poder sanador de la palabra de Dios. Desde la primera promesa en Edén («alguien vendrá para arreglar esto», Gn. 3.15), las promesas del Señor se multiplican para renovar fuerzas en hombres y mujeres que luchan por sobrevivir en un mundo caído. La certeza que mana de lo que Dios ha prometido hacer infunde vitalidad a la experiencia del creyente:

Envió su palabra, y los sanó,
Y los libró de su ruina (Sal. 107.20).

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Jn. 17.17).

…con la palabra echó fuera a los demonios,
y sanó a todos los enfermos (Mt. 8.16).

Para que la palabra de Dios ejerza esta función sanadora, tiene que llegar a los oídos de la congregación como palabra de Dios. Así actúa en los creyentes (1 Tes. 2.13), produciendo cambios reales en las vidas humanas. Pablo recuerda a los efesios que habían oído a Jesús, habían sido enseñados por Jesús (Ef. 4.21), aunque Jesucristo en persona nunca había pisado su tierra. Los portavoces humanos en esa ciudad habían sido Pablo y Apolos, y su mensaje llegó a los corazones como si los vecinos de Éfeso hubieran escuchado directamente al Señor Jesucristo.

Hace falta sanidad porque el creyente se desenvuelve en un mundo caído. El cuerpo se desgasta, la enfermedad acecha, surgen conflictos con personas. Algunos luchan con la ansiedad, otros con adicciones. La vida en familia queda corta de lo que uno desearía. Falta trabajo, escasea el sustento material. A veces el carácter de la persona provoca enfrentamientos y malentendidos. Hay residuos del mal latentes en el corazón del cristiano, y se ve inmerso en una lucha constante por no ceder a impulsos indignos. A veces hay un lastre de traumas del pasado: abusos, traiciones, abandonos, accidentes.

Para que el mensaje del predicador humano se escuche como la voz del cielo y aporte sanidad a las almas, hacen falta tres cosas: 1) fidelidad, para que la enseñanza se ciña a un pasaje de la Escritura; 2) pertinencia, para que la enseñanza conecte de forma real con la situación inmediata de los creyentes; y 3) claridad, para que la enseñanza se desarrolle en torno a una idea central, cuyo argumento los oyentes puedan seguir paso a paso.

La exposición bíblica ocurre en las iglesias de dos maneras: en público, desde el púlpito, donde el predicador explica y aplica el mensaje central de un pasaje de las Escrituras. También ocurre en privado, en la intimidad de una casa, donde el predicador utiliza la Palabra pastoralmente para ayudar a los creyentes a encontrar solución a sus problemas. Las dos facetas de la exposición –el predicador como orador y el predicador como consejero– se complementan y se refuerzan, en tres sentidos.

El predicador como profeta

El apóstol Pablo afirma que el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación (1 Co. 14.3). Tiene la misión de manifestar la suficiencia de Jesucristo para todas las necesidades humanas, tanto en esta vida como en el más allá. La carga de la Palabra de Dios es promesa: lo que Dios ha prometido hacer en Cristo. Como respuesta a la promesa divina, las personas creen de todo corazón y se comprometen con la voluntad de Dios, con el mismo espíritu que los egipcios salvados por José de la hambruna:

La vida nos has dado; hallemos gracia en ojos de nuestro señor,
y seamos siervos de Faraón (Gn. 47.25).

Dicho de otra manera: el predicador expone motivos para que las personas confíen en Dios, y después aclara cómo la obediencia es su «culto racional» (deseable, normal, correcto, Ro. 12.1). El salmista lo expresa así: «Confía en Dios, y haz el bien» (Sal. 37.3). Primero la fe, expresada a través de la oración, luego la obediencia, andando en los caminos del Señor.

Desde el púlpito, el predicador se esfuerza en poner delante de los hermanos todas las virtudes de Jesucristo, para que se animen a acudir a Cristo diariamente en su experiencia personal: «Acercándoos a él, piedra viva» (1 P. 2.4). Le llevarán sus cargas en oración («confía en Jehová») y tratarán de seguir el camino de la justicia en todo momento («y haz el bien»).

Cuando los hermanos aprenden la dinámica de una vida espiritual sana, el Espíritu de Dios moldea su personalidad. Les infunde esperanza y consuelo. Los cambia en mejores personas, y estas cosas por sí solas solucionan muchos problemas de convivencia. Cuando la gracia de Dios transforma a una persona peleona en pacífica, una persona suspicaz en benigna, una persona mentirosa en veraz, el cambio siempre supone una mejora en la calidad de las relaciones personales. Jesús dice que el trato que damos a otros es lo que solemos recibir de ellos a cambio (Lc. 6.38).

El predicador como consejero

El predicador que transmite empatía desde la plataforma, que se identifica con las luchas de los creyentes, que comparte de su propia experiencia lo suficiente para que los hermanos vean que no se considera más santo que ellos, esto desprende dulzura espiritual. Invita a que los hermanos acudan en privado, buscando orientación sobre situaciones concretas. Una atención pastoral cercana –escuchando con interés, trayendo a colación algún texto bíblico, orando en voz alta por la persona– ayuda a las personas a seguir avanzando con Cristo, a pesar de todas las vicisitudes de la vida terrenal, que a veces parece un campo minado.

Cuando el predicador sigue la exposición progresiva de libros bíblicos enteros, muchas veces tocan pasajes con un enfoque eminentemente práctico:

Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen,
haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen
(Mt. 5.44).

El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal,
y sus labios no hablen engaño (1 P. 3.10).

Ninguno busque su propio bien, sino el del otro (1 Co. 10.24).

Cuando el predicador abre el sentido de este tipo de pasajes, es consciente de que estará ministrando a varias personas de la congregación al mismo tiempo. El predicador no conoce todas las intimidades de la gente, pero Dios suele usar sus palabras para aportar respuestas en muchas direcciones a la vez.

El predicador como entrenador

A veces la consejería cristiana más eficaz ocurre en un contexto de amistad entre creyentes. Si hay cercanía personal, el amigo es el que escucha mejor y el que comparte mejor cómo el Señor le ha ayudado en una situación parecida. Una relación de amistad es algo duradero; la conversación sigue, en medio de todos los avatares de la vida. Hay más confianza, en base de experiencias compartidas durante tiempo.

Hierro con hierro se aguza;
y así el hombre aguza el rostro de su amigo (Pr. 27.17).

Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento,
de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros (Ro. 15.14).

El predicador sienta las bases para el buen funcionamiento espiritual de la amistad dentro de la congregación, en tres sentidos. Promueve una sana dinámica espiritual con su exposición de Jesucristo como sumo sacerdote celestial. En segundo lugar, enseña cómo funciona la vida bajo el sol. Dios ha hecho la vida de una manera y no de otra. Si el creyente consigue sintonizar su camino con la voluntad de Dios, todo le irá bien. Si no, se hace pupa.

El buen entendimiento da gracia;
mas el camino de los transgresores es duro (Pr. 13.15).

En tercer lugar, el predicador enseña sobre el poderoso ministerio mutuo que los creyentes ejercen, unos sobre otros. Es un tema que se repite a menudo en el Nuevo Testamento, y cualquier exposición sistemática necesariamente lo toca antes o después.

La voz de Dios aporta sanidad a las personas. El desafío para el predicador expositivo es hacer todo lo posible para que los hermanos oigan la voz de aquel que vino para sanar a los quebrantados de corazón.

Esteban Rodemann

La narrativa del Antiguo Testamento – Un reto para la predicación expositiva – 2º Samuel 9

Vencedores y vencidos

Cuando aparece la figura de David en la historia de Israel, nos encontramos por primera vez con un hombre que Dios describe como «varón conforme a mi corazón» (1 S.13.14). Los jueces de Israel habían recibido una capacitación espiritual transitoria para vencer a los enemigos, como también el rey Saúl. David, sin embargo, representa el triunfo del bien basado en un carácter íntegro, en sintonía con la voluntad de Dios. Por ello Dios hace un pacto con David, prometiendo que el futuro Salvador vendría de su linaje y ocuparía su trono para siempre (2 S. 7.12,16). Jesucristo sería, como David, «un varón conforme al corazón de Dios».

Muleta antigua. Fuente: Todocoleccion

Jesucristo es Hijo de David no solo porque ocupa un lugar en la cadena genealógica, sino porque encarna las mismas virtudes, los mismos sufrimientos y la misma victoria final que el hijo de Isaí. Esto advierte al creyente de que la vida de David ofrece muchas pistas a lo que sería la persona y la carrera de Jesucristo. Dar con estas pistas enriquece la fe del cristiano de hoy.

Así ocurre con el encuentro entre David y Mefi-boset. David ha ganado las batallas, está instalado en el trono en Jerusalén. Toma la iniciativa de hacer misericordia con algún superviviente de la casa de Saúl. Mefi-boset, cuyo nombre significa «el que reparte vergüenza», es poco apto para beneficiarse de las atenciones del rey. Es descendiente del rey Saúl, el gran enemigo de David. Está lisiado: no puede andar, debido a una caída cuando era pequeño. De la misma manera, el creyente de hoy nace como descendiente del enemigo de Dios (Ef. 2.1-3). Está incapacitado para andar en los caminos del Señor, debido a una caída que ocurrió al principio de los tiempos. La consecuencia de haberse apartado del Señor es vergüenza (Os. 9.10).

Mefi-boset es consciente de todassus deficiencias y, por ello, se postra delante de David cuando elrey le llama. Es como las personas se salvan hoy en día:reconociendo su necesidad espiritual, se postran de corazón anteJesucristo, reconociéndole como el único rey de sus vidas. «Creeen el Señor Jesucristo, y serás salvo».

La aplicación de la narrativa

La narrativa no es como la poesía Si la poesía emplea figuras de dicción, con alusiones escuetas y rebuscadas, para transmitir fuerza emocional, la narrativa representa todo lo contrario. Es prosa llana. Se dice lo que ocurrió y el lector comprende perfectamente los detalles del relato. Con la narrativa, el desafío es otro: no tanto la interpretación como la aplicación. ¿Qué me importa a mí lo que hizo un rey que vivió hace 3000 años y tuvo misericordia de un discapacitado? El que lee el relato de David y Mefi-boset capta perfectamente el sentido del texto. El problema es determinar el significado de todo ello para el cristiano de hoy. El sentido de las palabras es una cosa, el significado para la vida es otra.

El mayor peligro en la predicación de las narrativas del Antiguo Testamento es recurrir a un moralismo facilón que se limita a una exhortación a imitar las virtudes delos antiguos y huir de sus errores: «David se portó bien con un discapacitado; debemos cuidar de los discapacitados». «David hizo misericordia con el nieto de su enemigo; debemos amar a nuestros enemigos».

Otro peligro es dar un salto demasiado rápido a Cristo, ignorando los matices que la historia real aporta dentro de la gran metanarrativa bíblica. Sería como decir «David da de comer a Mefi-boset; así Cristo alimenta el corazón de sus hijos por la fe». Todo esto es cierto, pero hay mucho más.

En el relato del encuentro entre David y Mefi-boset, el autor resalta la generosidad de un rey que ha sido victorioso. Por amor a su amigo Jonatán, David procura tener piedad del descendiente del enemigo. Es como el Señor, por amor a su amigo Abraham, busca a los auténticos hijos de Abraham para bendecirles, aunque sean descendientes del enemigo (Lc. 13.16, 19.9).

David concede tres mercedes a Mefi-boset. Su generosidad anticipa lo que Cristo resucitado hace con aquellos que él ha vencido por amor. La salvación representa la victoria espiritual de Cristo en la vida de la persona. Es como afirma el profeta Jeremías: «más fuerte fuiste que yo, y me venciste» (Jer. 20.7). O como dice el apóstol Pablo: «libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia» (Ro. 6.18).

Primero, David devuelve a Mefi-boset la herencia, las tierras de Saúl a que había perdido el derecho (2 S. 9.7, 9). De la misma manera, Cristo devuelve la herencia del mundo entero a los hijos de Dios, a pesar de haber perdido previamente el derecho a ello en la apostasía de Adán (Ro.4.13, 8.17; 1 Co. 6.2).

En segundo lugar, David le asigna muchos siervos: Siba y toda su casa (2 S. 9.9-10). De la misma manera, Cristo asigna muchos siervos –los ángeles– que ministran las necesidades de los hijos de Dios (He. 1.14).

En tercer lugar, David asegura a Mefi-boset que comerá de su mesa todos los días de su vida (2 S.9.11). Así hace Cristo, alimentando el alma de sus hijos todos los días, hasta que lleguen a su lado en gloria. «Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida» (Jn. 6.55).

La generosidad del rey victorios produce lealtad en el corazón del vencido. Mefi-boset pasa el resto de su vida morando en Jerusalén (2 S. 9.13). A pesar de su discapacidad, la esplendidez del rey ha cautivado su corazón. Lo único que quiere es seguir cerca de su benefactor. Estando cerca del rey, el significado de su nombre llega a ser otro. Ya no es «el que reparte vergüenza», sino «el que esparce (hace desaparecer)vergüenza», debido al cambio que la misericordia ha obrado en él.

La generosidad del que vence despierta lealtad en el corazón del vencido.

Fase I: exégesis

  1. ¿Hay palabras claves, repeticiones,detalles que llaman la atención? ¿Hay alguna figura de dicción?¿Cómo encaja este pasaje en la gran historia de Dios?
  2. ¿En qué se parece la condición del lisiado con la situación espiritual de las personas (Jer. 6.16, 7.23, 26.4)? Compárese con Sal. 78.10, Ro. 5.6, 8.7.
  3. ¿Qué te sugiere el hecho de que David llame a Mefi-boset por su nombre? Compárese con Jn. 10.3, Ap. 2.17.
  4. ¿En qué sentido Cristo da de comer a los suyos (Sal. 23.1-6, 34.8)?
  5. ¿Qué te sugiere el hecho de que Abraham sea amigo de Dios, como Jonatán lo fue de David (2 Cr. 20.7, Is. 41.8, Stg. 2.23)?
  6. ¿Cuál es la estructura del pasaje? ¿Cuál es el flujo de pensamiento o argumento? Haz un bosquejo del texto, dividiéndolo en secciones, resumiendo lo que dice.
  7. ¿Cuál es el punto principal o idea central que el autor estaba tratando de comunicar a sus primeros lectores en este pasaje? Intenta resumirlo en una sola oración en tiempo pasado: El autor quería transmitir a sus primeros lectores que … 
  8. ¿Cuál es el principio teológico fundamental que subyace este pasaje? En base al resumen que has hecho del mensaje de 2 Samuel 9, intenta definir este principio de aplicación universal en una sola oración, usando verbos en tiempo presente.

Fase II: exposición

  1. ¿Cuál será la idea central de vuestro mensaje?¿Cómo vais a comunicar el énfasis central de este texto a otras personas? Elaborad juntos una sencilla frase o un título que resuma el énfasis principal de vuestro mensaje. La idea es que sea clara y memorable para la audiencia, pero debe reflejar vuestro acuerdo sobre la idea central del texto.
  2. Como resultado de escuchar vuestro mensaje, ¿qué queréis que vuestros oyentes entiendan, sientan y hagan? Confirmad que el efecto que buscáis refleje el efecto que el autor del texto bíblico buscaba en sus oyentes.
  3. Debatid posibles bosquejos para vuestro mensaje. Sed todo lo creativos e imaginativos que podáis, buscando una estructura sencilla que refleje fielmente lo que el texto dice. Buscad encabezados que sean cortos, sencillos y fáciles de recordar.

Esteba Rodemann

La exposición de los evangelios – Marcos 5.21-43

Este pasaje narra un milagro dentro de otro milagro. Sigue el relato acerca de la tempestad que Jesús calma con dos palabras (Mr. 4.39), luego el encuentro con el endemoniado gadareno, donde miles de demonios tienen que obedecer su palabra, saliendo del poseído y entrando en la piara de cerdos. Marcos quiere transmitir la idea de que la palabra de Jesucristo tiene poder: primero sobre la naturaleza, después sobre las fuerzas del mal.

Jairo va al encuentro de Jesús. Fuente: Protestante Digital

Ahora abarca otra idea: Jesucristo está tan lleno de virtud que el más mínimo acercamiento a él es suficiente para dar la sanidad completa a las personas. La hija de Jairo ha muerto, pero Jesús tiene poder para superar la muerte. La mujer con el flujo de sangre sufre de una corrupción interna que no amaina, pero Jesús tiene poder para restañar la fuente de corrupción dentro de las personas. Hay un hombre necesitado, luego una mujer. El hombre tiene nombre (Jairo), la mujer es anónima. El hombre tiene una posición social (principal de la sinagoga), la mujer es una vecina más.

El ser humano tiene dos problemas ante Dios: la condenación por las faltas cometidas («la paga del pecado es muerte») y la corrupción que mana del corazón.Jesucristo tiene que solucionar tanto una cosa como otra. Resucitando a la hija de Jairo, demuestra que él supera la condenación en que han incurrido todos. Sanando a la mujer con el flujo de sangre, Jesús demuestra que él también supera y redirige la corrupción innata del ser humano.

Saber que Jesús está tan dispuesto a responder para ayudar a los que se le acercan con fe–aunque sea una fe tímida, pequeña, poco formada– nos anima a llevarle todas nuestras cargas. El puede dar la vuelta a situación es donde ha ocurrido lo peor (como la muerte de la hija de Jairo).También puede cerrar el grifo de pensamientos y tendencias dañinas que nos complican la convivencia en este mundo (como la sanación dela mujer con el flujo de sangre).

Observaciones

  1. Comparando con el relato de Mt. 9.9-26, ¿qué datos aporta Mateo que nos ayudan a comprender el carácter de Jesucristo? ¿Qué nos dice el hecho deque atienda a la mujer, aun cuando Jairo está esperando que vaya a su casa? Por la demora ocurre lo peor: la niña muere. ¿Esto te recuerda otro momento en el ministerio de Jesús (Jn. 11.6, 21)?
  2. ¿Qué sugiere el hecho de que Jairo sea principal de la sinagoga, o el hecho de que la mujer haya sufrido mucho de muchos médicos? ¿Qué nos quiere decir Marcos con estos datos?
  3. ¿Por qué señala la edad de la muchacha (doce años, Mr. 5.42) y los años que había sufrido la mujer (doce años, Mr. 5.25)?
  4. ¿Qué supondría el hecho de padecer una hemorragia de doce años como esta mujer? (Lv. 15.25-26).
  5. La mujer se acerca a Jesús por detrás y toca su manto; Jairo recibe la noticia de que su hija ha muerto: ¿Qué lección encierra para nosotros la timidez y la duda de cada uno?
  6. ¿Por qué Marcos enfatiza la gran cantidad de personas que estaban presentes? (Mr. 5.21, 24, 30, 31, 38)
  7. ¿Por qué Jesús habla a la niña en arameo («Talita cumi», Mr. 5.41)? ¿Qué nos quiere decir Marcos con este detalle?
  8. La niña resucitada luego anda (Mr. 5.42). ¿Esto significa algo? ¿Cuál es la lección del hecho de que Jesús les diga que le den de comer a la niña?

Exposición

  1. ¿Como fluye este texto? ¿Cómo se desarrolla el pensamiento? ¿Cuál es el mensaje que Marcos (y el Espíritu de Dios que está detrás) nos quiere comunicar?
  2. ¿Podrías elaborar una idea central para este pasaje? Es decir, una oración completa con sustantivo y verbo que resuma toda la enseñanza. La idea central combina un sujeto (¿de qué está hablando el pasaje?) con un complemento (¿qué dice el pasaje acerca de eso?).
  3. ¿Dónde toca este pasaje la necesidad real de las personas hoy? ¿En qué consiste la pertinencia? ¿A qué necesidad de los hermanos es este pasaje la respuesta? ¿Cómo te toca a ti?
  4.  ¿Cuál sería el propósito de un sermón sobre este pasaje? ¿Qué querrías que ocurriera en los hermanos por el hecho de haberte escuchado?
  5. Partiendo de la idea central, ¿cómo confeccionarías un bosquejo para tu mensaje: puntos principales, subpuntos? ¿Hay conceptos que habría que aclarar con ilustraciones o ejemplos?

Esteban Rodemann

Artículo “Introducción al estudio de Nehemías 1:1-11”

Muchos siglos antes del tiempo de Nehemías, al poner en marcha su gran plan de salvación, Dios había prometido al patriarca Abraham que la tierra de Canaán pertenecería a su descendencia (Gn. 12:1-7). Abraham nunca fue más que un peregrino en aquella tierra. Su nieto Jacob, con toda su familia, se trasladó a Egipto, donde aquel pequeño grupo de personas se convirtió en una gran nación durante un período de unos cuatrocientos años (Ex. 1:1-7; Hch. 7:2-6). Después del éxodo, el largo peregrinaje por el desierto, y los milagros y victorias que Dios obró a favor de su pueblo en aquel tiempo, Israel por fin entró en la Tierra Prometida bajo el liderazgo de Josué y se estableció allí. ¡Dios había cumplido su promesa! Sin embargo, después de siglos de infidelidad e idolatría, inmoralidad e injusticia por parte de Israel, Dios quiso juzgar a su pueblo rebelde, mandándolo al destierro en Babilonia y permitiendo que la tierra se recuperara de tanta maldad (2 Cr. 36:17-21). Durante varias décadas, con la ciudad de Jerusalén destruida, el templo quemado y la tierra de Judá arrasada, la esperanza de Israel prácticamente se difuminó (Ez. 37:11). Sin embargo, Dios todavía tenía propósitos de bien para su pueblo y su tierra, como anunció el profeta Jeremías (Jer. 29:10-14). Jerusalén y Judá seguirían siendo piezas clave en el desarrollo del plan de salvación. Setenta años después del destierro, el rey persa Ciro abrió la puerta para que los judíos pudieran volver a su patria (2 Cr. 36:22-23). Y así fue. Algunos grupos de judíos volvieron a Judá e intentaron retomar la vida nacional allí. Sin embargo, tuvieron que pasar muchos años de privación e inseguridad, sin ver completada la anhelada restauración de Jerusalén. Y es allí donde entra en la escena Nehemías, el copero de Artajerjes, rey de Persia.

Imagen relacionada

El libro de Nehemías nos presenta con un ejemplo dramático de lo que Dios puede hacer en situaciones muy difíciles y desesperadas por medio de una persona de fe y de visión, utilizada por el Señor para entusiasmar a otros. Los episodios que contiene hablan de sucesos que ocurrieron hace casi dos mil quinientos años, y sin embargo tiene nuna relevancia impresionante para el pueblo de Dios en nuestros días.El desánimo, la pasividad y la apatía que marcaban la nación judía en los tiempos de Nehemías se reproducen de forma evidente en las iglesias cristianas del momento actual. Sin embargo, este libro nos recuerda que Dios puede levantar a siervos suyos con visión y dones de liderazgo como Nehemías, para traer nueva esperanza y fomentar un mayor compromiso con la obra de Dios. Por encima de todo, éste es un libro que nos habla constantemente de un Dios que es también nuestro Dios, el Dios inmutable que sigue siendo capaz de transformar situaciones de estancamiento espiritual en realidades de renovación y gran bendición, el Dios que controla la historia, contesta la oración, pelea por su pueblo, impacta con su palabra y responde cuando su pueblo se arrepiente y confiesa su pecado. ¡Qué nuestro estudio del libro de Nehemías sirva para que le conozcamos más y deseamos servirlo de todo corazón!

Preguntas para la exégesis del pasaje.

  1. ¿Qué clase de escrito es éste? ¿Qué normas nos pueden ayudar en la investigación de este género literario?
  2. ¿Cuál es el contexto histórico del pasaje? ¿Qué otros libros del Antiguo Testamento echan luz sobre los acontecimientos que nos cuenta Nehemías?
  3. ¿Cómo nos ayuda el contexto histórico a comprender el desarrollo de los acontecimientos?
  4. ¿Cuál es el contexto literario? ¿Qué relación existe entre este capítulo y el resto del libro?
  5. ¿Cuál es el escenario al comenzar el libro? ¿Qué personajes aparecen en el pasaje? ¿Qué acciones realizan?
  6. Al observar y leer atentamente el pasaje, ¿encontramos palabras clave, detalles importantes, repeticiones, comparaciones o contrastes que llaman la atención?
  7. ¿Cuál es el argumento del capítulo? ¿Cuál es el punto de vista del narrador?
  8. ¿Cuál es la estructura del pasaje? ¿Qué etapas aparecen en el desarrollo del relato? Haz un bosquejo del capítulo, dividiéndolo en secciones y resumiendo su contenido.
  9. ¿Cuál fue la idea central que el autor quiso comunicar a sus primeros lectores? Intenta resumirla en una sola oración en tiempo pasado: El autor quiso transmitir a sus lectores que…
  10. ¿Cuál es la verdad universal o principio teológico que subyace en este pasaje? Redacta una frase corta pero claro que lo define.

Preguntas relacionadas con la exposición del pasaje.

  1. A la luz de lo descubierto en la etapa de exégesis, ¿cuál sería el énfasis central de tu mensaje?
  2. ¿Cómo lo vas a comunicar a los oyentes? Elabora un título o una frase que resume este énfasis principal.
  3. Como resultado de escuchar tu exposición del pasaje, ¿qué es lo que quieres que tus oyentes entiendan, sientan y hagan? Asegura que el impacto de tu mensaje refleje el impacto que el autor del texto bíblico quiso lograr en sus lectores.
  4. Elabora un bosquejo para tu exposición, priorizando una estructura y unos encabezados que sean sencillos, coherentes con el texto, ilustrativos del desarrollo del argumento, y fáciles de comprender y recordar.
  5. Realiza un debate con tus compañeros del círculo sobre los distintos bosquejos que habéis elaborado.
  6. Dedica tiempo a reflexionar sobre la manera de aplicar el mensaje central de tu exposición a tu audiencia de forma pertinente y relevante.

Timoteo Glasscock

La narrativa del Antiguo Testamento – Un reto para la predicación expositiva – Génesis 28:10-22

Consuelo en la huida

El sueño de Jacob acerca de un escalera que une cielo y tierra es una de las escenas más llamativasde la época patriarcal. La obsesión de Jacob por conseguir laprimogenitura responde a su deseo de ejercer como sacerdote de la familia después de la partida de su padre Isaac. Delata su viva confianza en la promesa del Redentor venidero, algo que mantiene hasta el final de su vida (Gn. 49.18). Su fe viene mezclada, sin embargo, con el resorte carnal de la manipulación. En vez de descansar en el hecho de que Dios seguramente cumplirá lo que ha prometido (de que su hermano acabaría sirviéndole, lo cual implicaba que Jacob ejercería de primogénito: Gn. 25.23), Jacob cree que debe maniobrar para asegurar el cumplimiento. Así compra la primogenitura de su hermano con un plato de lentejas (Gn. 25.29-34) y después engaña a su padre para que le dé la bendición (Gn. 27). Entre una cosa y otra provoca en Esaú una sed de venganza que le obliga a huir lejos de su casa.

La visión de la escalera ocurre durante la huida de Jacob hacia Mesopotamia. Jesucristo se refiere a ello cuando afirma que Natanael vería la unión de cielo y tierra a través del Hijo del Hombre (Jn. 1.51). De alguna manera el sueño de Jacob apunta a Jesucristo.

Varias cosas llaman la atención en el relato. El sueño que visibiliza una conexión entre el cielo y la tierra sirve de consuelo a Jacob en su huida. El Señor le confirma la promesa que antes había dado a Abraham –de darle la tierra y una descendencia, y que su Descendiente llevaría la bendición a todas las familias de la tierra– y garantiza que no dejará a Jacob hasta cumplir lo que ha prometido.

En este pasaje aparecen por primera vez dos objetos que luego aparecen repetidamente en el relato bíblico: la piedra y la unción. La piedra aporta descanso a Jacob (la pone de cabecera y parece que el pie de la escalera se apoya en ella). La piedra habla de algo inmutable y eterno, algo que sirve defundamento para la vida (Dt. 32.4; Is. 28.16; Mt. 16.18; 1 Co. 3.11,10.4; 1 P. 2.4).

De la misma manera, la unció habla del refrigerio y la alegría que aporta el aceite de oliva como ungüento en un clima desértico (Sal. 104.15, 45.7). Transmite ideas de renovación y de sanidad (Lc. 10.34). La unción oficial de sumosacerdotes, reyes y profetas hablaba de una capacitación especial del cielo para una responsabilidad concreta en la tierra. Así Jesús fue ungido del Espíritu para hacer el bien restaurando vidas (Hch.10.38).

La aplicación de la narrativa

La narrativa no es como la poesía. Si la poesía echa mano de figuras de dicción y alusiones escuetas yrebuscadas para transmitir una fuerza emocional, la narrativa representa todo lo contrario. Es prosa llana. Se dice lo que ocurrió y el lector comprende perfectamente los detalles del relato. Con la narrativa, el desafío es otro, no tanto la interpretación como la aplicación. ¿Qué me importa a mí lo que hizo un hombre que vivió hace 4000 años y salió un buen día para viajar a la casa de sus tíos? El que lee el relato de Jacob y su sueño capta perfectamente el sentido del texto. El problema es determinar el significado de todo ello para el cristiano de hoy. El sentido de las palabras es una cosa, el significado para la vida es otra.

El mayor peligro en la predicación de las narrativas del Antiguo Testamento es recurrir a un moralismo facilón que se limita a la exhortación a imitar las virtudes de losantiguos y huir de sus errores: «Jacob creyó la palabra de Dios;debemos creer la palabra de Dios». «Jacob engaño a su padre; no debemos mentir». «Jacob soportó el odio de su hermano profano; debemos soportar la oposición de los incrédulos».

Otro peligro es dar un salto demasiado rápido a Cristo, ignorando los matices que la historia real aporta dentro de la gran metanarrativa bíblica. «La escalerade Jacob habla de Jesús, Jesús es la conexión entre cielo ytierra, así que debes arrepentirte y creer el evangelio».

El sueño de Jacob es una historia real. Ocurrió verdaderamente y así lo transcribió Moisés. Alfigurar en las Escrituras inspiradas, será útil para enseñar, para reprender, para corregir o para instruir en justicia (2 Ti. 3.16). El problema que se presenta al predicador es cómo hacer el puente entreel relato antiguo y la situación moderna de modo que ocurran esas cosas.

La aplicación de la narrativa del Antiguo Testamento requiere un análisis profundo del relato en sí ycómo encaja en la historia global de la redención. Nos obliga ameditar en los vínculos entre la experiencia de los antiguos y la culminación de sus esperanzas en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

En el caso de Jacob, lo que observamos es que la confirmación de una conexión entre cielo y tierra le da fuerzas para seguir caminando con Dios en medio de un mundo estropeado y una situación personal conflictiva. Jacob lucha con una familia problemática, un futuro incierto y una flaqueza en el alma. En eso se parece a nosotros. Así nos pasa también. Pero Jacob recibe consuelo y fuerzas para seguir adelante cuando ve y oye algo que le confirma que hay una conexión real con el cielo: un puente (la escalera), una piedra y una unción. Las tres cosas serelacionan con Jesucristo: él es el puente que nos conecta con Dios, él es la piedra que nos aporta estabilidad en esta vida y la otra, y él provee la unción de su Espíritu para darnos consuelo, paz, luz y amor.

La conexión con el cielo da fuerzas al creyente para caminar en la tierra. Así será para el cristiano de hoy también. Este es el mensaje que el predicador querrá transmitir.

Fase I: exégesis

  1. ¿Hay palabras claves, repeticiones, detalles que llaman la atención? ¿Hay alguna figura de dicción? ¿Cómo encaja este pasaje en la gran historia de Dios?
  2. ¿Qué importancia tienen las promesas antiguas a Abraham (Gn. 12.1-3)? ¿Aportan esperanza al cristiano también (Mt. 19.28, Hch. 3.21, Ro. 8.21, 1 Co. 6.2-3)?
  3. ¿Por qué hace falta un mediador entre Dios y los hombres (Job 9.33, 1 Ti. 2.5)?
  4. ¿Qué aporta al creyente el hecho de saber que hay millones de ángeles que activamente sirven a Dios (Sal. 68.17, 103.20-21; Ap. 5.11)? Compárese 2 R. 6.16-17, Dn. 10.18-19, Lc. 22.43, Hch. 12.7-10, He. 1.14. ¿Por qué suben los ángeles sobre la escalera en el sueño de Jacob? ¿Por qué bajan?
  5.  ¿En qué se parece Cristo a una piedra (buscad textos bíblicos de referencia)? ¿Qué consuelo aporta esto el hijo de Dios?
  6. ¿Qué supone la unción del Espíritu para la vida del cristiano (2 Co. 1.21; 1 Jn. 2.20,27)? Compárese con Jn. 14.16-17, Ro. 5.5, 1 Co. 2.12, Ef. 3.16.
  7. ¿Cuál es la estructura del pasaje? ¿Cuál es el flujo de pensamiento o argumento? Haz un bosquejo del texto, dividiéndolo en secciones, resumiendo lo que dice.
  8. ¿Cuál es el punto principal o idea central que el autor estaba tratando de comunicar a sus primeros lectores en este pasaje? Intenta resumirlo en una sola oración en tiempo pasado: El autor quería transmitir a sus primeros lectores que …
  9. ¿Cuál es el principio teológico fundamental que subyace este pasaje? En base al resumen que has hecho del mensaje de Génesis 28, intenta definir este principio de aplicación universal en una sola oración, usando verbos en tiempo presente.

Fase II: exposición

  1. ¿Cuál será la idea central de vuestro mensaje?¿Cómo vais a comunicar el énfasis central de este texto a otras personas? Elaborad juntos una sencilla frase o un título que resuma el énfasis principal de vuestro mensaje. La idea es que sea clara y memorable para la audiencia, pero debe reflejar vuestro acuerdo sobre la idea central del texto.
  2. Como resultado de escuchar vuestro mensaje, ¿qué queréis que vuestros oyentes entiendan, sientan y hagan?Confirmad que el efecto que queréis para vuestro mensaje refleje el efecto que el autor del texto bíblico buscaba en sus oyentes.
  3. Debatid posibles bosquejos para vuestro mensaje. Sed todo lo creativos e imaginativos que podáis, buscando una estructura sencilla que refleje fielmente lo que el texto dice. Buscad encabezados que sean cortos, sencillos y fáciles de recordar.

Esteban Rodemann

La poesía del Antiguo Testamento – Un reto para la predicación expositiva Salmo 110

La multiforme gracia de Dios

El Salmo 110 es el texto del Antiguo Testamento que más veces se cita en el Nuevo (unas 30 veces, entre citas directas y alusiones) . La insistencia con que el Señor Jesucristo y los apóstoles vuelven a esta porción de las Escrituras resalta la importancia que tiene para la experiencia cristiana. El Salmo 110 es un cofre que aporta tesoros al que consigue aclarar sus misterios. Como dice Jesús, «el que busca halla», y el creyente que escudriña en este salmo aprende a echar mano de Cristo como sustento diario, poderoso y eficaz.


El salmo representa la meditación de David sobre el relato de Génesis donde Abraham ofrece su hijo Isaac en sacrificio a Dios. David se da cuenta de que el juramento divino de ese momento comporta grandes promesas para todo el pueblo de Dios. El juramento apunta finalmente a Cristo como sacerdote-rey, suministrando gracia a los suyos hasta llevar a buen término la obra de redención. Es una respuesta a la fatiga espiritual del creyente, un bálsamo para el dolor existencial, una luz en medio de las tinieblas que a veces envuelven el alma del hijo o la hija de Dios.


Es un salmo breve pero extraordinario. El Señor Jesucristo afirma que es del rey David (Mt. 22.43), el «dulce cantor de Israel» que anhelaba la llegada de Cristo, cual lluvia y sol dando vida a la tierra (2 S. 23.1-7). Si en otros salmos David interpreta sus propias vivencias en clave mesiánica, viéndolas como anticipo de lo que sería la experiencia de Cristo, en este salmo se dirige directamente a Mesías. Siendo poesía, las palabras vienen cargadas de un significado que hace falta descifrar. Hay alusiones que a primera vista parecen oscuras. Hay frases enigmáticas. Bien decía Agustín de Hipona que este es un salmo «parco en palabras pero grandioso en el pensamiento».


El Salmo 110 informa el argumento de la epístola de Hebreos, una carta dirigida a cristianos con una vivencia espiritual superficial, cansados de las luchas de la fe. Son creyentes que llevan tiempo, pero tienen «las manos caídas y las rodillas paralizadas». Las dificultades de la vida han apagado el entusiasmo inicial con que abrazaron el evangelio. Necesitan el mensaje de un Jesucristo que ayuda activamente desde el cielo, para que vuelvan repetidamente a él sin tirar la toalla. Necesitan saber que Cristo puede renovar su experiencia de la misericordia de Dios e impartir fuerzas suficientes para los combates de cada día. Necesitan motivos para no desapuntarse de la fe. Necesitan el mensaje del Salmo 110.

El Salmo 110 y Hebreos

El autor de la epístola de Hebreos dedica gran parte de su argumento al ministerio de Jesucristo como sumo sacerdote. Después de afirmar que Cristo ha sido perfeccionado por el padecimiento, llegando a ser autor de eterna salvación para todos los suyos (He. 5.8-9), el autor plantea una semejanza entre Jesucristo y el sacerdote-rey del antiguo pueblo de Salem (He. 5.6, 10). Como aquel Melquisedec, Jesús ahora ostenta un sacerdocio permanente, desde el trono celestial que comparte con el Padre.
El autor de Hebreos lamenta que este aspecto de la obra de Cristo se entienda tan poco (He. 5.11ss) y se dedica a explicarlo. El punto de partida es el juramento que el Señor hace a Abraham después del sacrificio de Isaac (He. 6.13-14 con Gn. 22.16-18). Este juramento reporta sustento (un «fortísimo consuelo», He. 6.18) al creyente porque lo vincula con un Señor resucitado que ministra activamente a favor de los suyos en la presencia de Dios («dentro del velo»). El consuelo referido se fundamenta en la certeza de que Dios cumplirá lo que un día prometió a Abraham y confirmó con el juramento. El juramento al patriarca da seguridad al creyente de hoy, sirviendo de «ancla del alma» en medio de todas las vicisitudes de la vida terrenal.


El autor afirma que el Señor Jesucristo ejerce un ministerio constante y eficaz en el cielo a favor de los creyentes porque fue «hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec» (He. 6.19-20). La referencia al sacerdocio de Melquisedec se basa en dos pasajes del Antiguo Testamento: el relato sobre Melquisedec en Génesis 14.17-24 y la declaración de Salmo 110, de que Cristo sería un sacerdote parecido a aquel sacerdote-rey que ministró a Abraham:

Juró Jehová, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec (Sal. 110.4).

David no se refiere en este salmo a un juramento nuevo, como algo pronunciado por el Señor en un vacío y luego transmitido al poeta por revelación especial. Se refiere específicamente al juramento hecho a Abraham en Génesis 22. El salmo recoge la meditación espiritual de David sobre distintos aspectos del suceso que ocurre en el monte de Moriah y arroja luz sobre cada detalle del drama del sacrificio de Isaac (Mt. 22.43).
Las palabras del juramento vienen después de que Abraham se dispone a sacrificar a su propio hijo amado. El ángel le detiene la mano diciendo «ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único» (Gn. 22.12). Algo ha madurado en Abraham desde su justificación por la fe (Gn. 15.6). Varios años han pasado en el intervalo entre Génesis 15 y Génesis 22. Su fe se ha perfeccionado y ha llegado a la plenitud (Stg. 2.21-23). La manifestación de ello es que Abraham ahora está dispuesto a perder lo que más ama, por un amor superior a Cristo. Jesús luego diría que este «aborrecer la propia vida» es la marca del discípulo verdadero (Lc. 14.26). Es la actitud del apóstol Pablo en su madurez: «Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Fil 3.8).


Cuando el Señor le detiene la mano, Abraham se fija en un carnero con los cuernos trabados en un zarzal. Al comprobar que el Señor no quiere la muerte de Isaac, Abraham ofrece el carnero en vez de su hijo. El animal muere para que no muera Isaac, que lleva toda la descendencia futura de Abraham en sus lomos. De esta manera el carnero sirve de sustituto por todo el futuro pueblo de Dios. Con la provisión del carnero, Abraham exclama que, habiendo provisto el sustituto adecuado, Dios seguramente proveerá todo lo demás para todo su pueblo. «En el monte de Jehová será provisto» (Gn. 22.14). O como luego diría el apóstol Pablo: «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» (Ro. 8.32).
Luego el Señor le habla por segunda vez, diciendo que ahora se compromete con Abraham (y con su descendencia) de una manera especialmente solemne: «he jurado por mí mismo» (Gn. 22.16). Hay una triple confirmación de lo que Dios ha pensado llevar a cabo en el futuro: la promesa de darle la tierra de Canaán y bendecir a todo el mundo a través de su Descendiente (Gn. 12.1-3), el pacto que ratifica la promesa (Gn. 15.18), y ahora el juramento (Gn. 22.16-17). La palabra del Señor no puede fallar:

De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia
como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar;
y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos (Gn. 22.17).

El juramento de Dios a Abraham conlleva dos elementos claves: 1) se multiplicará el número de los redimidos, y 2) todos ellos llegarán a superar todos los estragos del mal (bajo la figura de la toma de las puertas de ciudades otrora inexpugnables). Para que se cumplan estas dos bendiciones (multiplicación numérica y superación espiritual), haría falta un suministro constante de la gracia divina, tanto para completar el número de los redimidos como para perfeccionar la obra de gracia en cada uno de ellos. David entiende que esto requeriría un sacerdocio permanente, para que se cumplieran las implicaciones del juramento. Tendría que haber un sacerdote que siempre estuviera en funciones, alguien como Melquisedec (cuya muerte no figura en el relato de Génesis y por tanto sigue presente como sacerdote, en el sentido literario.)


David comprende que se trata del Redentor prometido desde Génesis 3.15. También entiende que además de sacerdote, el Redentor tendría que ostentar una autoridad regia, como aquel descendiente que el Señor le había prometido a él, que reinaría para siempre sobre su trono. La promesa a David, como la promesa hecha a Abraham, se ha confirmado con juramento (2 S. 7.12, Sal. 89.35). El Redentor sería sacerdote para ministrar gracia al pueblo y sería rey para someter a los rebeldes: sujetando la voluntad de los que oyeran el evangelio y creyeran (añadiendo almas al número de los redimidos), erradicando los vestigios del mal en la vida de los creyentes (perfeccionando la buena obra en cada uno de ellos), y sojuzgando forzosamente a los enemigos restantes en todo el mundo.
El Redentor tendría que ser sacerdote y rey al mismo tiempo. David, meditando en todo esto, se da cuenta de que Melquisedec –el antiguo sacerdote-rey de Salem– es el ejemplo perfecto. Melquisedec sería el prototipo del Redentor.


Aunque el salmo habla claramente del triunfo del sacerdote-rey sobre todos sus enemigos, el trasfondo del juramento a Abraham recuerda que el desarrollo del plan de Dios tomaría su tiempo (para que se conviertieran todos los que se tenían que convertir y para que se santificaran plenamente todos los convertidos). Esto sugiere una secuencia temporal detrás del pensamiento del salmo.


La imposición de la autoridad del sacerdote-rey sobre sus enemigos avanza por etapas. El primer versículo del Salmo 110 contempla la ascensión de Cristo al cielo. David reflexiona sobre el lugar de honor que Dios dará al Redentor por haber entregado su vida. El versículo 2 destaca la predicación del evangelio, que sujeta algunos corazones a la fe (aunque no todos, porque sigue habiendo enemigos: «Domina en medio de tus enemigos»). El versículo 3 apunta a la venida de Cristo a la tierra en gloria, rodeado de su pueblo glorificado. El versículo 4 aclara el medio necesario y eficaz para llegar a tan grandioso escenario, que será el sacerdocio permanente de Cristo, al estilo de Melquisedec. Los versículos 5 y 6 hablan de la victoria de Cristo sobre todos los enemigos cuando venga en gloria. El versículo 7 aclara la dinámica espiritual que capacita al sacerdote-rey para terminar toda la obra de principio al fin.

Fase uno: exégesis

  1. ¿Hay palabras claves, repeticiones, detalles que llaman la atención? ¿Dónde hay figuras de dicción?¿Cuál es el significado literal de las metonimias y metáforas: sentarse a la derecha (110.1), poner los enemigos por estrado de los pies (110.1), enviar la vara de su poder (110.2), tener el rocío de la juventud (110.3), quebrantar las cabezas en muchas tierras (110.6)?
  2. Las frases «a la diestra» en v. 1 y «a la diestra» en v. 5 se emplean con dos énfasis distintos. ¿Cuál es el punto de comparación en cada caso?
  3. Jehová envía una «vara» desde Sion (v. 2). Sion es el nombre de la fortaleza de David (2 S. 5.7), la antigua ciudadela de los jebuseos. La palabra significa «sequedad», porque dentro de la fortaleza no había ningún suministro de agua. La única fuente era el manantial de Gihón, más abajo al pie del monte. Sion es también el lugar del monte Moriah, donde Abraham sacrificó el carnero en lugar de su hijo. Por aquel sacrificio, y por todo lo que significa, Sion llega a ser el lugar donde Dios se manifiesta. Sería el lugar del templo (2 Cr. 3.1), donde el holocausto diario recordaba todos los días el sacrificio del carnero y lo que más adelante sería el sacrificio perfecto de Cristo.
    La vara de Jehová procede de Sion, el lugar donde Abraham ha ofrecido el sacrificio. La metáfora de la vara significa una imposición de la autoridad (como golpearle a uno con un garrote). El bastón de mando de los alcaldes y el cetro de los reyes recogen la misma idea: el que tiene la autoridad también tiene el derecho de imponerla por la fuerza (a base de golpes o, en nuestros días, con multas o penas de cárcel).
    Jehová impone su autoridad (envía su vara) desde Sion. La idea es que se proclama un mensaje acerca de lo que ha ocurrido en Sion (el lugar del sacrificio), y ese mensaje tendrá como efecto la imposición de la autoridad del Señor en algunos corazones. La imagen de la palabra con autoridad (como una vara que sale de Sion) ocurre varias veces en el Antiguo Testamento. Los profetas dicen que Jehová rugirá desde Sion (Jl. 3.16, Am. 1.2), que la ley del Señor saldrá de Sion (Is. 2.3), y que el Señor herirá la tierra con la vara de su boca (Is. 11.4). La aplicación de la vara (imposición de autoridad) ocurre mediante la proclamación del mensaje. Otros pasajes unen la proclamación de Cristo con un ejercicio del poder divino (Is. 53.1, Ef. 1.19), porque el evangelio es poder de Dios (Ro. 1.16, 1 Co. 1.24). Dios somete el corazón con el anuncio de la gravedad del pecado y la suficiencia del sacrificio de Cristo como sustituto. El que cree se somete a Jesucristo como Señor, para que sea también su Salvador (Hch. 16.31).
    Se proclama la noticia acerca de la provisión de un sustituto que libera de la muerte. Es una buena noticia para todo aquel que cree, uniéndose así por la fe a la descendencia de Abraham. La noticia procede del lugar de los hechos: Moriah, luego llamado Sion. Alguien la predica; los que son libertados del pecado comparten el mensaje con otros. El mensaje cautiva la imaginación de algunos, que obedecen de corazón a lo que significa (Ro. 6.17): que la paga del pecado es la muerte, pero Dios ha provisto un sustituto adecuado.
    Sin embargo, no todos responden al evangelio. Algunos siguen como rebeldes, y por ello Mesías reina en medio de sus enemigos. Algunos se someten al evangelio pero otros siguen en contra.
  4. ¿En qué sentido podría la escena del v. 3 ser el resultado del ministerio sacerdotal de Jesucristo (v. 4)?
    El resultado de la mediación sacerdotal de Cristo sería toda una multitud de personas redimidas, que al final de la historia tendrían su voluntad plenamente alineada con los deseos de Dios: «tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente». El verbo nadab se usa a veces para referirse a la entrega voluntaria para el servicio militar (Jue. 5.2,9). La idea es que todo el pueblo redimido se alista libremente a las filas de Mesías para participar en la conquista espiritual de la tierra. Esta entrega se hará visible en el día del retorno de Cristo a la tierra para reinar: «en el día de tu poder».
    En aquel día cuando Cristo venga, se manifestará la completa santificación de todos y de cada uno: «en la hermosura de la santidad». El proceso de cambio empieza con la justificación, cuando los corazones de los que creen son sometidos por el evangelio («la vara de su poder», v. 2), y sigue hasta completarse enteramente, como fruto de la mediación sacerdotal de Cristo. La frase «desde el seno de la aurora» alude a la venida personal de Mesías, que anunciará el amanecer de un nuevo día (2 P. 1.19). Los profetas dicen que Cristo vendrá del oriente, como el sol saliente, para entrar en su templo (Ez. 43.1-5).
    La multitud de los redimidos, además de sintonizar plenamente con la voluntad de Dios, serán rejuvenecidos (Sal. 103.5). En la resurrección todos serán jóvenes y fuertes, y ellos –cual rocío refrescante sobre el campo– supondrán la renovación de todo el mundo (Mi. 5.7, Ro. 8.21). Serán el pueblo de Mesías, por ello dice David «tú los tienes». Serán una multitud incontable (como las gotas del rocío) y gloriosa (como la belleza del sol sobre el campo mojado).
  5. La palabra «Señor» en v. 5 parece ser una referencia a Mesías cuando venga en gloria para juzgar. Si su victoria sobre todos los males va a ser tan contundente como se pinta en los vss. 5-6, ¿qué consuelo aporta al creyente el hecho de saber que Cristo está a su diestra (v. 5)?
  6. El v. 7 parece referirse al manantial de Gihón, donde Abraham probablemente dejó a los criados antes de subir a lo alto del monte de Moriah con Isaac (Gn. 22.5). Si iban a tardar varias horas en subir y bajar, Abraham querría dejarlos en un lugar con sombra y agua. Este manantial era la única fuente de agua en todo el monte, y lo más probable es que Abraham e Isaac también bebieran para reponer fuerzas antes de subir al monte. Al meditar en esto, David encuentra una semejanza con lo que haría Mesías, reponiendo fuerzas a través de las promesas de salvación para seguir hasta el lugar del sacrificio de la cruz (como Isaac). Compárese con Sal. 46.4; Is. 12.3, 55.1; Jer. 2.13, 17.13; Jn. 4.14, 7.37-39. ¿Hay alguna lección para el creyente de hoy?
    El salmo enseña que Mesías se apropiaría las promesas de la salvación (como Abraham e Isaac beben del arroyo de Gihón) para recibir fuerzas y ánimo en el camino hacia el lugar del sacrificio. Jesucristo alimenta su alma a través de la oración, confiando que el Padre le dará gracia para terminar la obra. Es lo que el Padre había prometido y el Espíritu le da fuerzas para seguir adelante hasta la cruz («mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios», He. 9.14). Así Jesús recibe sustento del Padre durante su ministerio terrenal (bebe de la fuente «en el camino»). El autor de Hebreos afirma que Cristo «por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz» (He. 12.2). El gozo que lo sostuvo era la certeza –por el Espíritu– de que su sacrificio merecería la pena, que aseguraría la salvación de una gran multitud de redimidos. «Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho» (Is. 53.11).
    Como Cristo recibió sustento para llegar al lugar del sacrificio, así plantea su vida espiritual el cristiano. Si Cristo se apropió de recursos espirituales para seguir avanzando en el camino de la voluntad del Padre, así podemos hacer nosotros. Nuestro Sacerdote-rey nos suministra gracia. Dios fortalece al creyente para que siga adelante en el camino de Jesús: negándose a sí mismo, tomando la cruz y siguiendo a Jesús. Así se gana la guerra espiritual. Así se reúne la gran multitud de los redimidos, que algún día serán como rocío en todo el mundo. Así se abre paso a los cielos nuevos y la tierra nueva, en los cuales mora la justicia. «Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios» (Ro. 8.21).
  7. ¿Cuál es la estructura del salmo? ¿Cómo es el flujo de pensamiento o argumento? Haz un bosquejo del pasaje, dividiéndolo en secciones, resumiendo lo que dice.
  8. ¿Cuál es el empuje aplicativo de este salmo? ¿Qué pretendería David al escribirlo? ¿Qué querría que ocurriera en los lectores del salmo?
  9. ¿Cuál es el punto principal o idea central del pasaje? Intenta resumirlo en una sola oración en tiempo pasado: El autor quería transmitir a sus primeros lectores que …
  10. ¿Cuál es el principio teológico fundamental que subyace este pasaje? En base al resumen que has hecho del mensaje del salmista, intenta definir este principio de aplicación universal en una sola oración, usando verbos en tiempo presente.

Fase dos: exposición

  1. ¿Cuál será la idea central de vuestro mensaje? ¿Cómo vais a comunicar el énfasis central de este texto a otras personas? Elaborad juntos una sencilla frase o un título que resuma el énfasis principal de vuestro mensaje. La idea es que sea clara y memorable para la audiencia, pero debe reflejar vuestro acuerdo sobre la idea central del texto.
  2. Como resultado de escuchar vuestro mensaje, ¿qué queréis que vuestros oyentes entiendan, sientan y hagan? Confirmad que el efecto que queréis, para que vuestro mensaje refleje el efecto que el autor del texto bíblico buscaba en sus oyentes.
  3. Debatid posibles bosquejos para vuestro mensaje. Sed todo lo creativos e imaginativos que podáis, buscando una estructura sencilla que refleje fielmente lo que el texto dice. Buscad encabezados que sean cortos, sencillos y fáciles de recordar.

–Esteban Rodemann

[1] Citas directas: Mt. 22.42-45(Mr. 12.35-37, Lc. 20.41-44); Hch. 2.34-36; He. 1.13, 5.6, 5.10, 6.20, 7.17,7.21Alusiones: Mt. 26.64 (Mr. 14.62, Lc. 22.69); Mr.16.19;  Hch. 7.55-56; Ro. 8.34; 1 Co.15.25; Ef. 1.20-22;Fil. 2.9-11; Col. 3.1; He. 1.3, 7.1-3, 7.11, 7.28, 8.1, 10.12-13, 12.2; 1 P.3.22; Ap.3.21.

[2] El ancla aparece repetidamente en las catacumbas de Roma, como uno de los signos más apreciados entre los creyentes primitivos.