Un comentario sobre 1,2,3 Juan realmente útil para los predicadores


Las Cartas de Juan

La manera más fácil de demostrar la enorme utilidad para los predicadores de esta serie de comentarios exegético-prácticos es ilustrarlo en base al último en salir de la imprenta, la firmada por Karen Jobes sobre las epístolas de Juan y mirando cómo estructura y trata los versículos iniciales de 1 Juan 1:1-4. Primero, como casi todo comentario, acomete cuestiones introductorias como la autoría, fecha, y enseñanzas principales. Luego, cuando entra a comentar el texto la presentación de la traducción de la propia autora nos ayuda a los que captamos cosas de forma visual. Usando sangrías, letra negrita etc. nos bosqueja claramente el flujo del texto. (Dicho sea de paso también que la calidad del papel y la maquetación son muy buenas ¡lo que sin duda aporta a la experiencia agradable de uso del comentario en formato papel!)

Habiendo presentado de esta manera su traducción y explicado la estructura que detecta facilita que la autora entonces nos dé un bosquejo exegético. En esto caso bajo el encabezado de Juan reclama la autoridad del testimonio apostólico, la autora divide estos versículos en cuatro partes:

  1. Juan relaciona el conocimiento histórico preciso sobre la Palabra de vida y su importancia (1:1)

  2. La vida eterna que estaba con el Padre ha aparecido (1:2)

    1. Juan da testimonio de ello (1:2a – 2c)

    2. La proclama a sus lectores (1:2d)

  3. Juan anuncia lo que ha visto y oído para que los lectores puedan tener comunión con Juan y con Dios padre y su Hijo Jesucristo (1:3)

  4. Juan escribe para que el gozo de la comunión sea completo (1:4)

Pero quizás el apartado más útil para los predicadores y la que diferencia esta serie de comentarios de cualquier otra es la que incluye para cada pasaje la propuesta de la autora de la Idea exegética principal. En el caso de estos versículos iniciales, Jobes escribe esta redacción de idea exegética principal: La verdad sobre Jesucristo comienza recordando que es una persona real en la historia humana que escoge testigos para explicar el verdadero significado de su vida, muerte y resurrección. Esta apertura invita a los lectores a unirse a la comunión de una creencia común siendo y permaneciendo fieles a la enseñanza sobre Cristo ofrecida por aquellos que tienen la autoridad para hablar la verdad espiritual.

Dado que en este caso concreto, el pasaje es de sólo 4 versículos ¡pudiera aparecer que no hemos conseguido resumir mucho la extensión inicial del texto! Pero evidentemente en pasajes más largos sí que se nota mucho más este esfuerzo de reducción y resumen. Este ejercicio de resumir y redactar una idea exegética principal es justamente una de las dinámicas que más se trabajan en los retiros y círculos de Taller de predicación. Además en lo escrito por Jobes vemos que no se queda meramente en la doctrina intelectual sino que ya está ayudándonos a ver cuál era la función de este texto, para que servía (notemos la frase que empieza esta apertura invita…). Está ayudándonos a los predicadores a contestar esas preguntas ya familiares para los que participamos de las actividades de Taller de predicación: El primer autor ¿qué quería que sus primeros lectores supieran, sintieran e hicieran? En esto esta serie de comentarios es bastante única y es de agradecer que el editor general Clinton Arnold haya tenido tan en cuenta las necesidades de los predicadores en este punto.

Luego, como sería de esperar, Jobes irá desgranando cada frase de cada versículo uno por uno explicando los aspectos difíciles. Pero aún hay más ayuda para los predicadores. Hay una última sección llamada Teología aplicada. En este caso la autora empieza este apartado de esta manera Es difícil imaginar otros dos temas de mayor relevancia para la teología y la vida cristiana que la autoridad de las Escrituras y la naturaleza de Jesucristo. En realidad Jobes ya nos está predicando. Nos está resaltando las verdades teológicas más centrales e importantes del pasaje y dándonos pistas para saber qué aplicaciones naturales podemos hacer.

Por lo tanto esta serie de comentarios no sólo son una aportación muy significativa al estudio académico de estos libros (que lo son) sino que nos acompaña a los predicadores en el proceso de estudio del texto hasta que estamos listos para empezar a trabajar los detalles de las aplicaciones y buscar un esqueleto homilético para sostener la carne que lo va a vestir (introducción, ilustraciones, conclusión, etc.). Ni Jobes ni los otros autores de la serie harán tu trabajo por ti ¡pero si que te ayudarán muchísimo a poder predicar de forma fiel al texto y aplicada de forma natural y pertinente!

Objetivo – el corazón


Es una lectura provechosa para todo predicador por algunas de las siguientes razones:

  1. La humildad del autor: Murray Capill, aunque rector de una escuela bíblica en Australia, trata el asunto con humildad. Pone, No escribo como predicador de renombre, sino como pecador corriente a quien se ha mostrado gran misericordia. Reconoce que la aplicación de la enseñanza bíblica es la obra del Espíritu Santo, aunque Él usa instrumentos humanos.

    Explica que la primera aplicación del predicador es a su propia vida y ministerio. Los predicadores deben vivir la aplicación para poder hacerla vivir en la vida de los demás.

  2. Un buen fundamento bíblico es muy evidente en todo el libro. Capill muestra que la aplicación es una parte esencial de la predicación. Da ejemplos del Antiguo Testamento (por ejemplo, Moisés y Sofonías) el Señor Jesucristo mismo, y de la predicación de los apóstoles (Pedro, Esteban, Pablo).

    Explica que la palabra corazón se usa más de mil veces en la Biblia y tanto en el hebreo como en el griego se refiere a la personalidad entera –a la mente, a las emociones y a la voluntad. Por lo tanto la aplicación también tiene que ser dirigida a toda la personalidad. La aplicación viva siempre apuntará a la totalidad del corazón.

  3. Hace una comparación interesante entre un conferenciante y un predicador Impartir una conferencia es transmitir información; la predicación trata de transformación.

  4. Enfatiza la importancia de una exégesis cuidadosa del pasaje bíblico en su contexto histórico y social (el allí y entonces) y explica que el trabajo del predicador es vincular el allí y entonces con el aquí y ahora para aplicarlo a la vida de los oyentes actuales.

  5. El autor insiste en que la aplicación ha de ser clara y precisa. Por esa razón el predicador debe llegar a conocer la diversidad de la situación de los miembros de su congregación; no solo la diversidad social y cultural, sino especialmente sus necesidades espirituales – ¿saben lo que han de hacer pero no lo hacen? ¿No saben lo que han de hacer?

  6. El autor no solo convence de la gran importancia de la aplicación, sino que constantemente da ayuda práctica para llevarla a cabo.

  7. Al final de cada capítulo hay preguntas estimulantes para una evaluación personal o para usar en grupos de predicadores o predicadores aprendices.

De parte de Dios y delante de Dios


Los libros sobre la predicación suelen ser de una de dos clases. Uno es el tipo de libro que pretende ofrecer ayudas prácticas a la hora de confeccionar un mensaje. Esta es la clase de libro que primero suelen buscar predicadores noveles que se sienten poco preparados para el importante reto de comunicar la palabra de Dios.

El segundo tipo de libro sobre la predicación no pretende ser tan pragmático sino que su objetivo es estimular y motivar a una buena predicación. Para ello suele reflexionar sobre cuestiones tales como ¿cuál es el objetivo que nos planteamos al predicar?, ¿qué es lo que realmente estamos intentando hacer? y además ¡por qué nos debe importar la predicación! Este tipo de aclaraciones son cada vez más necesarias en el mundo evangélico actual donde reina una creciente confusión sobre la esencia de la labor de la predicación y donde se la valora cada vez menos. Aún aquellos que sí ven la importancia de la predicación se pueden sentir frustrados en sus intentos de defenderla ante otros y pueden descubrir que no es tan fácil responder a una pregunta tan aparentemente sencilla como ¿Qué es la predicación?

El libro de Sugel Michelen De parte de Dios y delante de Dios: una guía de predicación expositiva publicado por B & H en 2016 pertenece a ese selecto grupo de libros que consiguen hacer una aportación significativa tanto en el terreno de la base teológica de la predicación como también en cuanto a ayudas prácticas para llevarla a cabo. En este sentido me recuerda al clásico libro de John Stott La predicación : Puente entre dos mundos. Pero tiene una gran ventaja sobre el libro de Stott: el que ha sido escrito en Español. Aunque van apareciendo libros importantes sobre la predicación traducidas de otros idiomas es alegría especial poder recomendar libros escritos en el mundo hispano.

Destaco dos aportaciones de Michelén que me han resultado especialmente llamativos o útiles, una en cada una de las dos grandes vertientes ya mencionadas. En la primera sección del libro el autor trabaja tres brazos de lo que él llama el ancla teológico de la predicación, a saber: que Dios ha hablado y sigue hablando; que Dios habla hoy por medio de su palabra escrita y que Dios nos ordena predicar su Palabra para hacer oír su voz. Las primeras dos de estas son cuestiones que también desarrollan otros autores como he señalado en mi artículo Tres bases teológicos de la predicación http://tallerdepredicacion.es/articulos/tres-bases-teologicas-de-la-predicacion/

Pero en el capítulo que trata la afirmación Dios nos ordena predicar su Palabra para hacer oír su voz, Michelén tiene un apartado muy original y sugerente. Allí él trabaja pasajes del Nuevo Testamento que vinculan la voz de Cristo con la predicación. Pablo les escribió a los Efesios que Cristo vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos (Ef 2:17). ¿Cómo pudo hacer semejante afirmación si Jesús nunca salió de Palestina? En la epístola a los Romanos Michelén explica que en el Griego Rom 10:14 dice no ¿cómo creerán en aquel de quien no han oído? sino literalmente ¿cómo creerán en aquel a quien no han oído?. Cuando se ve que el contexto es la necesidad de la predicación, la conclusión es que la fe viene por el oír a Cristo, y el oír a Cristo viene por medio de la predicación de la Palabra de Dios… Cuando la Palabra de Dios es expuesta con fidelidad y con el poder del Espíritu Santo, es Cristo el que habla al corazón de sus ovejas. Esto explica el misterioso texto de Efesios. Cristo les habló por boca de los predicadores.

Por ello concluye Michelén: La predicación es mucho más que la exposición de un pasaje de las Escrituras, es uno de los instrumentos primordiales escogidos por Dios para llevar a cabo su obra en el mundo, al hacer oír públicamente su voz a través de aquellos que han sido llamados y calificados por Él como ministros del evangelio. Una cuidadosa lectura de esta sección de su libro ¡creo que motivará a cualquier predicador!

Michelén estructura su libro en tres bloques siendo el segundo Naturaleza, forma y contenido del sermón expositivo y hay mucho material muy interesante en estos capítulos. Pero el segundo capítulo que destaco viene de su tercer bloque La preparación de un sermón expositivo paso a paso. El capítulo 10 Estructura el sermón contiene una muy buena defensa de la necesidad de una buena estructura en la predicación. Escribe que es necesaria para que el mensaje sea más

  • entendible,
  • agradable,
  • persuasivo y
  • recordado.
  • y además, para que podamos calcular los tiempos y decidir qué omitir, ¡punto que a muchos predicadores les vendría bien considerar!

Si el libro constara solo de los dos capítulos sobre cómo se escucha la voz de Cristo a través de la voz del predicador y cómo estructurar un mensaje ya sería un libro muy valioso sobre la predicación. Pero esto es solo una muestra de la riqueza de su contenido.

En taller de predicación queremos motivar para la predicación expositiva y queremos ayudar a proveer de recursos prácticos para ella, por lo tanto este libro es altamente recomendado.

En busca de la verdad


Aunque este libro no está dedicado propiamente a la predicación, creo que es una obra muy útil para todos aquellos que estudian las Escrituras con el propósito de enseñarla con fidelidad. En estos tiempos de tanta confusión se hace imprescindible tener un marco que nos permita pensar teológicamente.

El autor y su obra

ISBN: 9788496551237

Los que conocen bien a Derek Bigg dicen de él que es un teólogo bíblico, exegético, minucioso, equilibrado, que trata de llegar al fondo de la enseñanza de la Escritura con el rigor y exactitud de un científico… mantiene en equilibrio el aspecto de continuidad y discontinuidad de los dos Testamentos, Antiguo y Nuevo, sin confusión ni eliminación, resaltando el aspecto de lo nuevo del Evangelio. Frente a la esquizofrenia de la teología moderna, perdida en el campo del subjetivismo, Bigg antepone la racionalidad de la revelación, aceptar sin reservas el concepto histórico de la Biblia como una infalible revelación escrita por Dios.

Fiel a su estilo riguroso el autor nos enfrenta en este nuevo libro suyo con la necesidad de hacer un trabajo minucioso, serio, coherente por mucho esfuerzo que esto requiera. Pero hemos de hacerlo si no queremos caer en errores que nos desvíen a nosotros y a los que nos escuchan de lo que es la sana doctrina de Dios (2a Ti. 1.13). El aceptar, como lo hace el autor, que la Biblia es la Palabra de Dios permea todo sus planteamientos. No tenemos más remedio que aceptarlo también nosotros si queremos disfrutar con el mensaje eterno de Dios.

Estamos pues ante una obra en la que el autor demuestra en la práctica lo que se dice de él. Este libro es un buen ejemplo de lo importante que es percibir las continuidades y las discontinuidades que existen entre los dos Testamentos. El no hacer estas diferencias es lo que provoca no pocos de los malos entendidos entre los exégetas de las Escrituras y por extensión entre los predicadores que ofrecen una enseñanza sesgada de las mismas.

Puntos de valor de esta obra

En primer lugar debemos decir que esta es una obra que nos permite contestar a esa gran pregunta de ¿Qué es la Verdad?. Podemos afirmar esto porque nos proporciona herramientas para llegar a la Verdad que Dios quiere trasmitirnos a través de la Biblia. Aún siendo conscientes de todas nuestras limitaciones intelectuales y espirituales el autor ofrece herramientas prácticas para poder llegar a conocer las enseñanzas concretas de la Biblia y para poder tener una línea equilibrada y moderada en temas polémicos que surgen en la vida cristiana.

Pero, sobre todo, el primer valor de este libro es que, como dice el mismo autor, nos ofrece principios que generen un marco que nos permita pensar bíblicamente. Esto es más necesario en la medida en que hoy en día muchos cristianos al encarar la lectura bíblica y su estudio están más dispuestos a ser guiados por otros criterios como la comodidad, las preferencias personales, las justificaciones de doctrinas que no tiene mucha base bíblica. Este libro nos ayuda a entrenar a nuestra mente a pensar, en primer lugar, y además a hacerlo de forma coherente con las Escrituras.

En segundo lugar, y en relación a lo anterior, es muy de agradecer que el autor ponga el dedo en la llaga y apunte a una de las prácticas más peligrosas que vemos en el campo evangélico hoy en día en relación a la aplicación de las Escrituras: La Teología del Ejemplo. ¡Cuántos cristianos hacen lo que hicieron otros, dicen lo que dijeron otros! Y esto sin pensar en las diferencias de tiempo, sin trabajar para percibir los principios teológicos y las enseñanzas espirituales que trascienden el tiempo y que son las que verdaderamente nos deben guiar en la aplicación de lo que leemos. ¡Cuánto se enseña de un texto sin tener en cuenta para nada el contexto! Para el autor que llama a esta actitud tratamiento atomista, como para cualquier estudioso serio de las Escrituras, este sería el primer asunto en el que debemos concienciarnos: estudiar un texto dentro de su contexto. Este es el primer remedio de los aportados por el autor para hacer frente a los errores de la Teología del Ejemplo que mencionamos anteriormente.

En tercer lugar un gran valor de este libro es el uso destacable de la Teología tanto Bíblica como Sistemática a lo largo de todo el libro. En cada uno de los temas prácticos desarrollados en la segunda parte del libro hace una exposición muy interesante enriquecida por las aportaciones de la Teología Bíblica que nos acercan al contenido de las Escrituras en cada tema a lo largo de la historia de la Revelación divina. En base a ese conocimiento el autor construye una Teología Sistemática que nos ayuda y prepara para aplicar de una manera coherente y práctica las enseñanzas de la Palabra de Dios a nuestras propias vidas y circunstancias, como vemos por ejemplo en el tema desarrollado acerca de la Guía divina o en el del Trabajo. Especialmente instructiva es la aportación de la Teología Bíblica en el tema de la Ley y al de los Diez Mandamientos. A la riqueza de estas aportaciones contribuyen los principios teológicos estudiados aportando cada uno de ellos aspectos necesarios para la correcta visión del tema.

El cuarto aspecto a destacar de este libro es la segunda parte del mismo en la que se estudian cinco temas que presentan cierta polémica o que dan lugar a ciertas interpretaciones no muy ortodoxas por parte de algunos. En el estudio de estos cinco temas lo que el autor hace es aplicar en la práctica seis principios teológicos estudiados en la primera parte del libro.

Este método tiene una ventaja muy especial: ayuda a llenar un vacío teológico que puede existir en algunos casos, como se ha visto en el tema de la guía divina. Por otro lado aplicar los seis principios teológicos a estos temas dificultosos ayuda a construir un edificio teológico adecuado que deje fuera planteamientos erróneos o por lo menos no muy ajustados a lo que podemos descubrir en base a la teología bíblica y sistemática. Esto lo podemos ver ilustrado muy bien en el tema de la Ley o de los diezmos. En estos tiempos de la iglesia cristiana están haciendo aparición doctrinas (evangelio de la prosperidad, declaraciones proféticas que no requieren cumplimiento por parte de Dios falsa guía basada en llamamientos, profecías y sentimientos, etc.) que están promoviendo una gran inmadurez espiritual en los cristianos. Todo esto tiene una contestación sólida, coherente y sobre todo fiel a las Escrituras por parte de este libro que lo que busca es que los cristianos pongan todo su esfuerzo en aplicar correctamente la Palabra de Dios a sus vidas.

Finalmente hay un aspecto muy importante para mí. El autor de este libro nos demuestra que cuando hacemos el esfuerzo por realizar un estudio serio de la Escritura, si aplicamos los principios teológicos, si creamos un marco para pensar e interpretar la Biblia de forma teológica y bíblica (valga la redundancia) podemos llegar a puntos de vista y conclusiones que estén totalmente alejadas de las que hemos asumido de forma tradicional. El autor nos propone planteamientos que nos dan un nuevo enfoque para llegar a nuevas conclusiones más acordes con lo estudiado en las Escrituras. Esto lo hemos podido comprobar, por ejemplo, en temas como el de la Guía divina en el que, como señala el propio autor, habría que hablar más bien de decisiones tomadas en la santidad y en el deseo de hacer la voluntad conocida de Dios. Esto igualmente lo vemos al desarrollar el tema de las ofrendas en las que ya no encaja tanto el diezmo estricto como el dar en función de lo que el Señor nos ha bendecido sin importar tanto la cantidad o el porcentaje a dar como la calidad de nuestra ofrenda y de nuestro corazón.

Cuando existe un marco para pensar de forma teológica debemos estar dispuestos a abandonar nuestros presupuestos basados en la tradición o en una interpretación sesgada de la Biblia y adherirnos al enfoque correcto aunque esto nos suponga una revolución o por lo menos un cambio en nuestra forma de pensar.

Conclusión

Por todo lo anteriormente explicado, estoy convencido de la total pertinencia y actualidad de la presente obra en el panorama evangélico actual. La Iglesia de Dios en la actualidad necesita autores valientes, serios, coherentes que estén dispuestos a denunciar el error, a poner el dedo en la llaga de las malas prácticas teológicas de muchos que se llaman maestros. Necesitamos con urgencia crear este marco teológico en el que pensar de forma coherente.

Este libro como dice José María Martínez en el prólogo vale mucho más de lo que cuesta. Lo que está en juego es la coherencia de la misma Iglesia de Dios y la base en la que ella está soportando sus convicciones. Es una pena que muchos dan por entendido que son obedientes a la Palabra de Dios y que la tienen como norma única de fe y de ética, asumiendo así los principios de la Reforma. Pero tristemente a la hora de la verdad comprobamos que no es así en la realidad. Nuestras convicciones y sobre todo nuestras aplicaciones prácticas de las mismas en la vida diaria de la Iglesia dejan mucho que desear porque están muy distantes de las que extraemos de la misma Palabra de Dios después de hacer un estudio serio, sistemático y coherente de la misma.

Por ello estamos convencidos que la lectura, estudio, meditación y aplicación de los principios presentados en el contenido de este libro nos parecen sumamente necesarias, por no decir urgentes para el devenir de la Iglesia en los próximos tiempos.

Cómo salvar a Éutico


¿A quién? A Éutico – ya sabes, aquel joven – no sé si calificarle de desafortunado o de muy afortunado – que se quedó dormido durante una predicación muy larga del apóstol Pablo. (¡Qué corte!, ¿verdad?). Cayó de un tercer piso y murió en el acto, pero luego fue resucitado por el predicador que, sin querer, había influido en dicho accidente mortal (Hch. 20:7-12).

Y ahora – ¡sorpresa, sorpresa! – tenemos un libro, en inglés, con el título: Saving Eutychus (Cómo salvar a Éutico). Lo han escrito Gary Millar (norirlandés) y Phil Campbell (australiano); lo ha publicado este año (2013) Matthias Media y tiene como subtítulo iluminador y fascinante: Cómo predicar la palabra de Dios y mantener despierta a la gente (!) (El resaltar la palabra y en negrita sugiere que conseguir ambas cosas a la vez no es tan fácil).

En resumen: se trata de un nuevo libro sobre la predicación, cuya particular aportación a dicho arte es dar consejos prácticos sobre cómo mantener despiertos a los oyentes, sin sacrificar nada del contenido del mensaje. Tengo que confesar que el título del libro no me acaba de convencer. Es muy original y tiene gracia, pero, por mucho que los autores intentan negarlo, implica que el apóstol Pablo, por lo menos en aquella ocasión, no consiguió mantener despierto a Éutico, lo cual es cierto, ¡pero yo no me atrevería a echarle la culpa al apóstol!

Entre los temas que se abarcan en el libro están los siguientes: (1) La importancia de la oración; (2) El tipo de predicación que cambia el corazón; (3) Cómo evitar ser un predicador aburrido; (4) La importancia de encontrar y transmitir la idea central del texto; (5) Por qué cuesta tanto predicar el evangelio (sobre todo del Antiguo Testamento); (6) Un análisis de los aspectos técnicos de la comunicación (tono, volumen, velocidad, énfasis, variedad, etc.); (7) La importancia de la evaluación de otros predicadores, etc.; y: (8) El proceso de construcción de un sermón. Y hay un par de apéndices relacionados con la evaluación de las predicaciones.

Al terminar de leer este libro ¿qué me ha parecido? Pues, dividiría mi experiencia en tres fases: (1) Me enteré de la existencia del libro a través de una reseña en una página-web, y me moría por comprarlo y leerlo; (2) Los primeros capítulos del libro me entusiasmaron, y pensé: “Este librito es una verdadera joya”; (3) La segunda mitad del libro me decepcionó un poquito; tuve la sensación, al terminarlo, de que quizá no fuera tan bueno como había parecido.

Empezaré con el lado menos positivo, para poder terminar con lo mejor del libro: (1) Creo que cede demasiado terreno a la actual demanda de predicaciones amenas, entretenidas y – sobre todo – más cortas; (2) Cuando pienso en los grandes predicadores de la historia de la Iglesia, y cuando me pregunto qué les hizo ser predicadores tan grandes, no creo que fuera (principalmente) por seguir el tipo de consejos que dan Millar y Campbell en este libro; y: (3) Las dos predicaciones de los autores hacia el final del libro y que someten a la crítica (constructiva) el uno del otro, aunque tienen cosas muy buenas, no me dejaron exclamando: “¡Madre mía, esto sí que es predicar!”

Ahora, dicho lo dicho, diré por qué creo que la mayoría de los predicadores, por no decir todos ellos, deberían leer este libro: (1) Creo que el punto fuerte de Millar y Campbell es el punto débil de muchos fieles predicadores; (2) A diferencia de otros gurús de la comunicación contemporánea, Millar y Campbell abogan por una predicación seria, basada en una sana hermenéutica y en una necesaria comprensión de la teología bíblica, centrada en Cristo y en el evangelio, y aplicada a la mente, al corazón y a la vida entera del oyente; (3) Nos ayudan a terminar de construir ese puente tan necesario entre la Palabra de Dios y el mundo de hoy (incluyendo el mundo cristiano de hoy); y: (4) Todo eso lo hacen en solo 176 páginas.

Mi conclusión es que este libro no es suficiente, pero sí es necesario – o sea, pretende ayudar a los predicadores solo en un área relativamente pequeña del arte de la predicación: el área de la comunicación como tal, pero, ya que se trata de un área bastante importante y ya que es un área en la que, en mi opinión, muchos predicadores fieles no son tan buenos, cualquier predicador que lea este libro y que tenga la humildad de reconocer su necesidad de la ayuda de Millar y Campbell, llegará a ser un mejor comunicador de la Palabra de Dios, y, sin duda, ¡sus oyentes tendrán ganas de darles un abrazo de gratitud a los autores de este libro!