
La carta del apóstol Pablo a las iglesias de la región de Galacia destaca entre los escritos del Nuevo Testamento por su reflexión sobre el motor de la vida cristiana. Pablo lo describe como un «oír con fe» y un «andar por el Espíritu». Frente a otras maneras de plantear la vivencia espiritual del creyente, Gálatas invita al lector a volver a Jesucristo repetidamente para madurar en fe y dar testimonio en el mundo. Es cuestión de vivir el día a día con Cristo con el mismo impulso con que una vez creímos en él para salvación. Depender de su Espíritu en nosotros produce una dinámica de servicio al prójimo, y ese nuevo amor se erige en la marca de una fe auténtica.
Gálatas es una mina de tesoros para la predicación expositiva en la iglesia local. Orienta a los creyentes en los principios básicos de la vida cristiana. Por ello proponemos esta epístola como tema de estudio para los círculos de predicadores en 2017.
- Gá. 1.6-10 – Un solo evangelio
- Gá. 2.15-21 – Dos planteamientos antagónicos
- Gá. 3.6-14 – Tres lecciones del padre Abraham
- Gá. 4.21-31 – La herencia por la fe
- Gá. 5.13-24 – La vida en el Espíritu
Gá. 1.6-10 – Un solo evangelio
Autoría
El apóstol Pablo se dirige a las iglesias que ha fundado, junto con Bernabé, en la provincia de Galacia (hoy Turquía). Se trata de las congregaciones en Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. Habían llegado enseñadores que sugerían que Pablo en su día les había dado sólo los rudimentos del evangelio, pero que la verdadera enseñanza apostólica –decían– era que los creyentes debían asumir los rituales del viejo pacto para llegar a toda la plenitud de la vida de Dios.
Pablo insiste en su autoridad como apóstol para resaltar que el mensaje que él les había entregado, y ellos habían creído, era el mensaje completo del evangelio que se basa de principio a fin en la sola fe en Cristo.
Contexto
La carta de Gálatas va dirigida a personas que verdaderamente se han convertido a Jesucristo por la fe. (¿qué evidencias de esto puedes deducir de estos textos: 1.6; 3.2; 3.26; 4.9; y 5.24?). Ahora la cuestión versa sobre la mejor manera de continuar en la vida cristiana. El apóstol afirma que continuamos de la misma manera que hemos comenzado, por la sola fe. Los creyentes habían comprendido esto, pero con el tiempo se habían deslizado hacia un esquema espiritual diferente.
Se trata de dos principios antagónicos que se podrían describir como «por obras» o «por fe». Vivir a base de obras no se limita a la práctica de rituales del Antiguo Testamento. No conseguimos una vida de fe descartando la circuncisión y las leyes alimentarias sin más. No se trata sólo de prescindir de las ordenanzas mosaicas como caducas, sin importancia para el cristiano.
Lo que está en juego es toda una manera de plantear la relación con Dios en base al esfuerzo personal (obrando, haciendo). Lo más importante es lo que tú haces para establecer, y luego mantener, la conexión con Dios.
Vivir por fe, en cambio, significa volver confiadamente y repetidamente a Jesucristo. Se refiere a una manera de plantear la relación con Dios en base a lo que él ha hecho en Cristo: su vida, sus enseñanzas, su muerte en la cruz, su resurrección. Lo primordial no es lo que tú haces, sino lo que hace Dios.
Sólo hay dos opciones mutuamente excluyentes: o confiamos plenamente en lo que Dios ha hecho por medio de Cristo, o nos esforzamos multiplicando gestos religiosos con el fin de garantizar la herencia. No se puede hacer las dos cosas a la vez. Sería como montar en dos caballos que galopan en sentido opuesto al mismo tiempo.
Las repercusiones para la vida cristiana diaria son enormes. La persona que se imagina responsable del mantenimiento de su posición espiritual ante Dios, sentirá angustia e incertidumbre en el alma. Le pesan las exigencias divinas y esto se manifiesta en su manera de tratar con otros. En vez de desprender la dulzura de la gracia de Dios, recurre a la exhortación y la amenaza.
En cambio, la persona que ha comprendido que el peso de su condición espiritual recae sobre Dios –lo que él ha prometido y realizado a través de Jesucristo– sentirá consuelo en su alma y fuerzas en su interior. Sabe que el Señor perfeccionará la obra que empezó en su vida, y esa seguridad se traduce en benevolencia hacia los demás. Es capaz de perdonar como ha sido perdonado. Trata de influir más con su ejemplo y su oración que por la amonestación con ceño fruncido. Sabe que Dios es el que cambia a las personas. Como los cuatro amigos que llevaron al paralítico ante Jesús, el creyente que vive por la fe concibe su tarea en el mundo de una forma parecida: llevar al prójimo a Cristo para recibir sanidad.
Para considerar juntos en vuestro círculo:
- ¿Hay palabras clave, repeticiones, personas, detalles que os llaman la atención?
- ¿Qué hay detrás de la afirmación de 1.10? ¿En quiénes está pensando el apóstol? ¿Por qué insiste en que no trata de agradar a los hombres?
- ¿De qué habla el pasaje? ¿Cuál es el flujo de pensamiento o argumento? ¿Cuál es la estructura? Haced un bosquejo del pasaje, resumiendo lo que dice, versículo por versículo, o sección por sección.
- Para destilar la idea central del pasaje que responda a la intención de Pablo (y del Espíritu Santo que le inspira), hay que contestar a dos preguntas:
- ¿De qué se habla en este pasaje? (el tema)
- ¿Qué dice el pasaje acerca de aquello? (el complemento)
Intentad resumir la idea central en una sola oración en tiempo pasado:
El autor (en este caso Pablo) quería transmitir a sus primeros lectores (en este caso los creyentes de Galacia) que …
- ¿Cuál podría ser el punto de contacto entre este pasaje y la realidad diaria del cristiano de hoy?
(En reuniones posteriores completaremos el proceso llegando no solo a la exégesis y explicación sino también a la exposición del pasaje en cuestión).